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ROMPENIEVES (SNOWPIERCER). LA CRITICA (SIN SPOILERS)

Que la cinematografía asiática es diferente a la occidental es algo que salta a la vista. La ciencia ficción asiática, obviamente, también es diferente a las películas occidentales de esta temática, lo que ya, de por si, da a este cine un encanto del que muchas producciones occidentales carecen. Es el caso de la pelicula Snowpiercer, titulada en España Rompenieves, una co-producción coreano-norteamericana que adapta un cómic francés de ciencia ficción publicado en 1982, aunque no traducido al inglés hasta este año.

La película, la primera producción rodada en lengua inglesa por el realizador surcoreano Bong Joon-ho (The Host), narra los hechos apocalipticos que suceden tras un experimento para contener el calentamiento global. El experimento sale mal y el planeta entero se congela, matando a todas las criaturas vivientes, excepto a un reducido grupo de personas que logran subir a un tren de alta tecnología, el Snowpiercer. Este enorme tren, movido por un motor de movimiento perpetuo, guarda en su interior un sistema social extremadamente clasista, con los parias hacinados en los vagones de cola, y las clases dominantes viviendo cómodamente y entre lujos en la parte delantera del tren. Curtis Everett (Chris Evans) es quien liderará a los parias a alzarse contra la clase superior opresora, cruzando el tren vagón a vagón para hacerse con el control de la locomotora eterna.
SNOWPIERCER
CURTIS (CHRIS EVANS) Y MINSU (SONG KANG-HO)
El realizador Bong Joon-ho quedó tan fascinado con la lectura del cómic francés Le Transperceneige que decidió que sería su próximo proyecto cinematográfico. La película, estrenada el año pasado en Corea del Sur, aunque rodada con los medios que permite una co-producción con Estados Unidos y con un elenco prácticamente anglosajón, tiene un aroma inconfundiblemente asiático. Cargada de sátira social, Rompenieves es obviamente una metáfora de nuestra propia sociedad, en la que una mayoría de la población malvive compartiendo unos escasos recursos, mientras que las élites acumulan casi toda la riqueza en sus palacios de cristal.

Es por ese motivo, la acusada carga social que impregna la cinta de Bong Joon-ho, que podemos perdonarle muchos de sus fallos y carencias, que los tiene. Esta manera de hacer cine de ciencia ficción nos devuelve a la esencia del género, que no era otra en sus inicios que la de contar historias del futuro como metáforas de la sociedad actual. Esta forma de afrontar el género se ha perdido casi totalmente en el cine occidental, sobre todo el norteamericano, donde las cintas de esta temática son mas fantásticas que de ciencia ficción, y donde el elemento satírico y metafórico se ha diluido completamente. No es de extrañar, por tanto, que Harvey Weinstein, el distribuidor norteamericano de la cinta hiciera unas polémicas declaraciones en las que afirmaba que habría que cortar varias escenas para que el público de aquel país entendiera la película. 
GILLIAM (JOHN HURT), EL VIEJO LÍDER DEL VAGÓN DE COLA
Rompenieves podría pasar por un film de Terry Gilliam (Brazil) o del francés Jean-Pierre Jeunet (Alien: Resurrección), ya que su descripción de esta sociedad encerrada perpetuamente en un tren que nunca para se aproxima en ocasiones a la parodia, con personajes grotescos y exagerados, como el que interpreta una irreconocible Tilda Swinton. Incluso, el realizador ha dado el nombre de Gilliam a uno de los protagonistas, el personaje que interpreta el siempre efectivo John Hurt. Chris Evans, que deja de lado aquí su escudo de Capitán América, sigue sin embargo teniendo madera de líder, encabezando la revuelta de sus pobres congéneres.

La historia está construida en forma de videojuego, en el que los revolucionarios de Curtis (Evans) recorren vagón a vagón el tren con el objetivo de alcanzar la máquina que tira del convoy. Como si de un videojuego se tratase, los protagonistas deben vencer en cada fase/vagón una nueva adversidad, hasta llegar al "monstruo" del final del juego, en este caso, el guardián de la locomotora perpetua. 
MASON (TILDA SWINTON), LA PORTAVOZ DE LOS PRIVILEGIADOS
Rodada enteramente en unos estudios de Praga y post-producida en Corea del Sur, la película, con sus 39 millones de dólares de presupuesto, luce como una producción norteamericana media, disimulando con eficacia lo limitado de su recursos en las escenas en la que vemos el mundo helado.

Rompenieves, para ser un film surcoreano, funciona bastante bien, quizás debido a su reparto occidental. Aunque tiene momentos ciertamente increíbles, la película se sostiene bastante bien a lo largo de sus mas de dos horas de duración, quizás debido a la propia estructura del film en forma de fases y a que esperamos, desde el principio, una sorpresa o giro final. Entre esos momentos increíbles de la película podemos señalar las veces que el tren está a punto de descarrilar y no lo hace, casi como un dibujo animado; la alegría con la que se cortan algunos brazos y piernas para dar de comer a los hambrientos;  o el momento "Terminator" con el asesino levantándose una y otra vez tras ser dado por muerto, entre otros despropósitos mas o menos disculpables.

A pesar de sus carencias y extravagancias, Rompenieves es un filme que merece la pena ver, sobre todo porque la historia esconde bajo su apariencia de película apocalíptica todo un trasfondo social mas de actualidad que nunca, y siempre viene bien agitar la conciencia de esta amodorrada sociedad en la que vivimos. Ese aspecto transgresor puede echar para atrás a buena parte del público que solo busque acción y espectacularidad pero, para eso, ya tenemos a la mayoría de producciones norteamericanas. Quizás lo mas flojo de a película sea su final, insatisfactorio e increíble, aunque, bien mirado, e interpretando el mensaje que parece encerrar esa última escena, puede que sea eso precisamente lo que nos espera a todos nosotros.

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