Uno de los problemas de Prometheus es el montón de preguntas que deja sin contestar a la audiencia. El guión de Damon Lindelof, que no la dirección de Ridley Scott, tiene buena parte de culpa de que muchos de los que han visto la película aborrezcan de ella incluso, y esto es lo peor y quizás lo más incomprensible, aficionados al buen cine de ciencia