MEGABANNER

DRIVE, LA CRÍTICA

Podría decirse que Drive no encaja del todo en los temas que tratamos en el blog, pues un film basado en un conductor especialista en escenas de acción que en sus ratos libres se dedica a alquilar sus habilidades automovilísticas a delincuentes para asegurarles una huida sin problemas, no tiene mucho que ver ni con la ciencia ficción, ni con el terror ni ninguna de las
temáticas que aquí tocamos. Sin embargo, creo necesario hacer una crítica de este film, dirigido por el realizador danés Nicolas Winding Refn, un director que se ha autopostulado en varias ocasiones para realizar un posible filme sobre Wonder Woman y que tiene entre sus futuros proyectos el remake de La Fuga de Logan.


Otra de las justificaciones que encuentro para realizar este análisis es poner de manifiesto cómo un gran sector de la crítica especializada puede ser capaz de, como borregos, catapultar al olimpo una película determinada, con alabanzas injustificadas y loas gratuitas y sin criterio, haciendo que mucha gente que, como yo, ha ido a verla a un cine, hayamos salido con una sensación de tomadura de pelo que tardará algún tiempo en desaparecer.

BRONSON EN EL JUSTICIERO DE LA NOCHE (DEATH WISH 3, 1985)

Pero dejémonos de justificaciones y empecemos a fundamentar la crítica. Drive no empieza mal, la verdad. Tras una escena inicial de una persecución policial como antes pocas veces habíamos visto, sin velocidades de vértigo ni chirriar de neumáticos pero con realismo e inteligencia, la película comienza a decaer. Y sólo han pasado 10 minutos desde los créditos. Por cierto, unos títulos de crédito que parecen homenajear a los films de los 80´s o los 90´s, con una música casi de la época. En realidad toda la película en sí parece haber sido concebida como un homenaje a aquellas películas de justicieros urbanos que hicieron furor durante aquellos años, como las de Charles Bronson, y que, por cierto, no entusiasmaban demasiado a los críticos de la época.

BRYAN CRANSTON, DE LO
MEJORCITO DE DRIVE
Tras esta escena inicial, el director danés empieza a regalarnos esa serie de silencios incomprensibles que salpican toda la película, con tomas eternas del protagonista (Ryan Gosling) mirando el skyline de la ciudad o algún punto en la infinitud del espacio. Winding Refn, un realizador que ha sido galardonado este año pasado en Cannes y en los Satellite Awards como mejor director, recibiendo nominaciones en los Independent Spirit Awards, nos aburre soberanamente con conversaciones monosilábicas entre los protagonistas de su película que parecen hallarse a millones de kilómetros de distancia por lo que tardan en contestarse el uno al otro. Si lo que quería Refn era asemejar al protagonista con aquellos justicieros callados y taciturnos que poblaban las cintas de acción de finales del siglo pasado, no lo consigue. Y ello es así porque si en aquellas películas los protagonistas dejaban caer alguna perla entre mutismo y mutismo, aquí Gosling parecen haberle pagado por línea de guión, pues su absoluta falta de locuacidad hace que hasta nos extrañemos cuando junta más de dos palabras.

La película no arranca hasta bien pasados los 40 minutos, después de ver cómo el conductor sin nombre (otro supuesto guiño a los films de los 80´s) entabla una supuesta relación amorosa con Irene (Carey Mulligan), una madre que tiene a su marido en la cárcel. La relación entre los protagonistas se me antoja muy forzada, con una actriz poco carismática para el papel que debe desempeñar. Recordemos que el conductor da un vuelco a su vida por ayudarla filantrópicamente, hecho que desembocará en el más absoluto de los desastres. Sin embargo, Mulligan no es capaz de convencernos de que un tipo como el interpretado por Gosling se involucre hasta tal punto. Una de las escenas que más sonrojo me produjo fue la de Irene y su hijo siendo paseadas por el conductor durante todo un día, con escenas supuestamente idílicas a ritmo de videoclip. Para ser una película premiada como mejor film de acción por los Critics Choice Awards no puede decirse que contenga mucha, la verdad.

LOS SILENCIOS ENTRE LOS PROTAGONISTAS SE VUELVEN INSOPORTABLES

Tras desatarse los infiernos después de un golpe fallido en el que el personaje de Gosling era el conductor, comienza el festival de sangre y excesos con el que Refn pretende sorprendernos. Si la película hubiera estado mejor narrada, esta ebullición de tiros, peleas y sangre no habría parecido tan metida con calzador. Lo que en un principio parece una especie de historia pseudoromántica con tintes de género negro, se convierte en manos del realizador danés en una sucesión de escenas ultraviolentas en las que no terminamos de creernos al protagonista. Así, el taciturno y silencioso Gosling se transforma en una especie de bestia sedienta de venganza capaz de todo...por nada. Quizás la justificación ante tanta barbarie se halle en la escena del ascensor, cuando el conductor aplasta la cabeza de un matón para defender a Irene. Al final de esa escena vemos a Gosling de espaldas, con esa cazadora que viste siempre y que lleva un escorpión bordado en la espalda. ¿Alude quizás a la fábula de la rana y el escorpión, que mata porque está en su naturaleza aunque ello le lleve al desastre? 

RON PERLMAN (NICCO) JUNTO A WINDING REFN...CON GAFAS DE PASTA

No voy a entrar en las idas de olla de director o guionista pues no acabaríamos. En lo que sí voy a incidir es en por qué un film como Drive ha arrasado casi unánimemente entre la crítica cinematográfica y ha conseguido unos rendimientos en taquilla nada desdeñables. El aluvión de premios y nominaciones a esta película no se entienden sino como una expresión de las ansias de un sector de la crítica por premiar y alabar determinados productos por encima de otros objetivamente superiores en todos los ámbitos. Drive es un pastiche realizado con poco acierto por un director con ínfulas que, en manos de otro realizador, quizás nos habría sorprendido gratamente.

CHRISTINA HENDRICKS TIENE POCA OPORTUNIDAD DE LUCIR SUS CURVAS

Nicolas Winding Refn ha pergeñado un film de acción sin acción, sólo con varias escenas ultraviolentas como para justificar su carácter de película negra. Drive no llega ni a la categoría de entretenimiento, al menos para aquellos que no nos consideramos gafapastas, a los que cualquier película con tufo a cine independiente, por aburrido y mal realizado que esté, les parece una obra de arte. Esperemos que a ningún ejecutivo de la Warner se le ocurra encargar a este tipo llevar a Wonder Woman a la gran pantalla, ni que el remake de La Fuga de Logan caiga nunca en sus manos, si no, estamos listos.

Publicar un comentario

0 Comentarios