Seguimos adentrándonos en la colección de ECC Ediciones Batman: Un Mal Día. Como ya sabéis, esta cabecera sigue la estela de La Broma Asesina, esa teoría de que todos estamos a un mal día de volvernos locos y ser unos criminales. Tras la magnífica primera entrega a cargo de Tom King, y el análisis de la segunda, con Dos Caras como protagonista, analizamos esta tercera con otro villano clásico: El Pingüino. A ver qué nos ha parecido.
LA INFLUENCIA DE OTROS CÓMICS EN BATMAN: UN MAL DÍA - EL PINGÜINO
Uno de los aspectos más similares que podríamos encontrar en este número es la presencia casi testimonial de Batman en el mismo. El guionista John Ridley (Siete Años de Esclavitud) quiere adentrarse en la personalidad y motivaciones de Oswald Cobblepot. Para ello, lo manda a lo más bajo, destronado por un nuevo rey del crimen, y deseoso de volver a ser alguien.
Siempre he agradecido los autores que respetan que El Pingüino es, probablemente, el más cuerdo y racional de los enemigos de Batman. Así lo entendió Gregg Hurwitz en Pingüino: Dolor y Prejuicio. Al Pingüino le mueve el negocio, el poder, no la locura ni el desafío al murciélago. O al menos, no solo eso. Aunque Batman: Un Mal Día es una serie fuera de continuidad, parece haber tomado como punto de partida algo ocurrido en el primer número de Zdarsky de la serie regular de Batman.
Buceando en un mal día, encontramos ese momento que hizo cambiar a Oswald, ya que, a diferencia del resto, él si proviene de una familia rica. La galería de villanos de Batman es tan famosa como él, por tanto, se pueden permitir protagonizar un cómic sin que nadie proteste. No recuerdo otro héroe que pueda permitirse tal lujo.
LA HISTORIA DE BATMAN: UN MAL DÍA - EL PINGÜINO
Había leído alguna reseña temprana de este tercer número de la colección Batman: Un Mal Día no muy halagüeña. Una vez terminado, mi opinión es bien distinta. No es tan magistral como el primer número, Batman: Un Mal Día - El Acertijo, pero sí creo que mejora al segundo. Nos alejamos de la violencia gratuita que a veces asola los cómics de Batman. Eso sí, la que tenemos no parece tener repercusión, algo que podrían cuidar un poco a estas alturas. La idea de base ronda el tema del acoso escolar. Aunque sea algo que parece estar de actualidad, al menos aquí se enfoca de una manera algo más adulta y menos simplista. Aunque difiero completamente de que ser de una raza, aspecto físico u orientación sexual te garantiza el acoso. Todo es mucho más complejo que eso.
El camino de El Pingüino recuerda a aquel chaval que intercambiando cosas por internet de cada vez más valor, consiguió una casa. Va recopilando viejas lealtades, y otras nuevas. Unos personajes son más interesantes, y creíbles, que otros. Con unos medios paupérrimos, se las va arreglando para ir consiguiendo más y más. Va sembrando la idea de que es el mejor mafioso para Gotham. Y, como lectores, nos toca darle la razón. A Oswald Cobblepot le mueve saber que es quien mueve todo tras las sombras, ser una pieza del engranaje necesaria para que todo tenga su orden natural.
El dibujo a cargo de Giuseppe Camuncoli, con la ayuda de Cam Smith, cumple, pero no asombra. Me recuerda al estilo que había a principios de siglo. Debe mucho al gran colorido con el que le dota Arif Prianto.
Ese tercer número de Batman: Un Mal Día sigue mostrando que estamos ante una colección donde todos parecen querer aportar algo especial, y lo van consiguiendo. Que sigan así.
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