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Los Picapiedra, la Primera Serie de Animación para Adultos

Los Picapiedra, la Primera Serie de Animación para Adultos

Los Picapiedra (The Flintstones) tiene el honor de ser la primera serie de animación para adultos. Estrenada el 30 de septiembre de 1960 por la cadena ABC, Los Picapiedra sigue gozando hoy en día de una gran popularidad no solo entre los más nostálgicos, sino entre quienes saben apreciar unos dibujos animados de calidad, tanto niños como mayores. En este artículo ahondaremos en su génesis, su desarrollo y en sus temáticas sorprendentemente adultas para la época, sin olvidarnos de algunas de sus curiosidades. ¿Listo? ¡Yabadabadú!

LA PRIMERA SERIE ANIMADA EN PRIME TIME DE LA HISTORIA

En su libro A Cast of Friends, William Hanna (socio de Joseph Barbera, ambos pilares de la productora Hanna-Barbera), desvela cómo se gestaron Los Picapiedra. Hasta 1960, los dibujos animados eran considerados un producto para la infancia. Su lugar en la parrilla televisiva no estaba, por tanto, en las horas de máxima audiencia, sino en las tardes o las mañanas de los sábados. Pero ¿por qué no hacer una serie animada con capítulos de media hora dirigida tanto a niños como adultos? El reto fue adaptar el humor habitual de las sitcoms americanas de la época a unos dibujos animados. Ello había que hacerlo sin infantilizarlo en exceso, ya que la idea era hacer un show para un horario de máxima audiencia.

Durante el desarrollo del proyecto se lanzaron ideas y se realizaron bocetos que hubieran dado para cinco o seis series diferentes. Se pensó en una familia de gitanos, de nativos americanos, incluso de pioneros. Pero la bombilla se iluminó cuando uno de los creativos de Hanna-Barbera presentó un dibujo de unos cavernícolas junto a un fonógrafo de piedra accionado por un pequeño pájaro. Este concepto, trasladar el modo de vida americano de los 60 y sus problemas a la Edad de Piedra, fue lo que dio forma a Los Picapiedra

UN RETRATO DE LA  CLASE MEDIA AMERICANA DE LA EDAD DE PIEDRA

La serie, aún en fase embrionaria, se centraba en la relación de amistad entre dos familias vecinas de la localidad antediluviana de Bedrock (Piedradura). Aunque vestían con pieles de animales, sus vidas eran literalmente idénticas a la de cualquier familia americana de clase media de finales de los 50 y principios de los 60. Muchos gags se basaban en anacronismos, como el automóvil que se arranca con los pies, los bebés mamut aspiradora o tener un pequeño dinosaurio como mascota. Las actividades de los protagonistas eran las previsibles: jugar a los bolos, al billar, hacer barbacoas o discutir por la economía familiar.

Había que apelar a un público adulto, por lo que el humor debía ser más refinado. Pero no había que perder de vista a los niños, ya que era una serie de amplio espectro. La idea era que padres y madres se identificaran con Vilma, Betty, Pablo y Pedro y sus quehaceres diarios. Como inspiración, Bill Hanna y Joe Barbera se fijaron en la serie Los Recién Casados (The Honeymooners), una comedia del 55 con un tono diferente al de otras edulcoradas sitcoms de la época. Irónicamente, la inspiración de Los Picapiedra duró solo una temporada.

Bocetos de Pablo Mármol con el primer nombre elegido para la serie, The Gladstones
Bocetos de Pablo Mármol con uno de los nombres que se barajaron para la serie, The Gladstones


THE FLAGSTONES

Un selecto grupo de ilustradores, animadores y guionistas fue asignado al nuevo show. El «método Hanna-Barbera» fue aplicado con éxito a una serie que prometía romper moldes. Sin embargo, surgió un inesperado e importante obstáculo. Al parecer, el nombre elegido, The Flagstones, ya estaba registrado por Mort Walker, creador de una tira de prensa titulada «Hi and Lois». No podían arriesgarse a ser demandados, por lo que Hanna y Barbera decidieron cambiar el nombre de la serie. Se barajó el nombre de The Gladstones, incluso se usó en el arte conceptual, hasta que alguien sugirió The Flintstones. El nombre se cambió en abril de 1960, a menos de seis meses del estreno.

LOS PICAPIEDRA: CÓMO SE HICIERON

La realización de Los Picapiedra supuso todo un reto incluso para unos estudios tan experimentados como Hanna-Barbera. Desde el principio, Bill Hanna y Joe Barbera tuvieron claro que no podían estar presentes en todas las fases de la producción, por lo que tuvieron que delegar sus funciones. También debieron asumir el reto de realizar en dos semanas los más de 43.000 fotogramas que requería cada episodio

Hanna-Barbera había logrado pulir un sistema de trabajo único y revolucionario: la «animación planificada». Esta consistía en primeros planos simples y atajos que reducen los diálogos de los personajes a nueve movimientos básicos de la boca. Asimismo, se eliminan los fondos elaborados.

Fotograma del corto de 2 minutos presentado como prueba a las distintas cadenas
Fotograma del corto de 2 minutos presentado como prueba a las distintas cadenas


LAS VOCES DE LOS PICAPIEDRA

Para las voces de Betty Mármol y Vilma Picapiedra se eligieron a las actrices de doblaje Bea Benaderet y Jean Vander Pyl, respectivamente. No obstante, fue difícil hallar sus contrapartidas masculinas. De hecho, se prescindió de los primeros actores elegidos no sin su correspondiente indemnización. Finalmente, se eligieron a Alan Reed como Pedro y Mel Blanc como Pablo. Blanc, «El Hombre de las Mil Voces», fue la voz de cientos de personajes animados, tanto de Hanna-Barbera como de Warner Bros: Pato Lucas, Bugs Bunny, Marvin el Marciano y muchos más.

En Los Picapiedra aparecieron versiones paleolíticas de actores de la época doblados por ellos mismos. Tony Curtis, Elizabeth Montgomery (de la popular serie Embrujada), o la actriz y cantante Ann-Margret (Un Gángster para un Milagro) fueron algunos de ellos. El doblaje que conocemos aquí en España fue realizado en México por un magnífico elenco de actores. Estos dotaron a sus personajes de un gracejo que hoy en día sería muy difícil de lograr. La inclusión de regionalismos y modismos propios del país azteca, lejos de desvirtuar el resultado, refuerzan aún más los continuos chistes y gags de la serie. En cuanto a las versiones hispanas de los nombres —Rajuela, Granito, Peñaza, Risco...—, la labor del equipo mexicano de doblaje fue espectacular y repleta de inventiva.

FLINTSTONES, MEET THE FLINTSTONES...

La banda sonora de Los Picapiedra fue obra del compositor Hoyt Curtin, creador de la música de la mayoría de las producciones de Hanna-Barbera. Si bien lo habitual era que William Hanna escribiera antes las letras a las que posteriormente pondría música Hoyt, en Los Picapiedra fue al contrario. En el tema principal se incluyó la famosa expresión «Yabba-Dabba-Doo». Esta fue una invención de Alan Reed, el doblador de Pedro Picapiedra. Este, al ver en su guion la expresión «Yahoo!», pidió permiso para cambiarla por una más original. A Bill Hanna le gustó tanto que la incluyó en la letra del tema principal.


¿A QUIÉN LE INTERESAN UNOS DIBUJOS ANIMADOS PARA ADULTOS?

Los Picapiedra era un nuevo concepto de serie animada difícil de vender en aquella época. Se presentó el proyecto a la NBC y la CBS, pero estas lo rechazaron afirmando que era demasiado excéntrico y arriesgado. Afortunadamente, la ABC estaba en ese momento poniendo en práctica una política de contraprogramación con el fin de distinguirse de otras cadenas con contenido fresco y original. De ahí que aceptara un proyecto como Los Picapiedra. La cadena pagó por los derechos de emisión de cada capítulo nada menos que 80.000 dólares, frente a los 50.000 que habitualmente se cotizaban por las series de imagen real.

En sus inicios, The Flintstones contó con el patrocinio de marcas comerciales como la tabacalera R. J. Reynolds Tobacco Company y la farmacéutica Miles Laboratories. No olvidemos que la serie se emitía en horario de máxima audiencia y que también iba dirigida al público adulto. 

LOS PICAPIEDRA: ÉXITO DE CRÍTICA Y PÚBLICO

Finalmente, el 30 de septiembre de 1960, la cadena ABC emitía el primer episodio de Los Picapiedra, titulado «El Pica-Avión». La recepción de parte de la crítica especializada no fue demasiado benevolente. Algunos calificaron el show como desastre, al protagonista como «grueso y áspero» y los personajes femeninos como «indescriptibles». Sin embargo, cuando las audiencias empezaron a subir, los que en principio habían cargado las tintas sobre la serie comenzaron a moderar sus críticas. Sin embargo, no fue hasta la tercera temporada cuando logró alcanzarse el pleno consenso entre crítica y público. Sin duda, de ser una serie actual de Netflix, no habría tenido esa oportunidad.

En su primera temporada, Los Picapiedra lograron atraer a más de trece millones de televidentes, verdaderos líderes de su franja de emisión. Además, fueron nominados a un Emmy y recibieron un Globo de Oro. La segunda temporada aún fue mejor, incluso compitiendo con series tan populares como Ruta 66 y Detectives. The Flintstones también se había hecho popular fuera de Estados Unidos. En España, por ejemplo, comenzó a emitirse el 15 de noviembre de 1961, con sucesivas reemisiones en las décadas siguientes. Como publicidad, Hanna-Barbera envió a diversos países un enorme muñeco de Pedro Picapiedra de más de 100 kilos capaz de promocionar la serie en cualquier idioma.

PEBBLES Y BAMM-BAMM

El 22 de febrero de 1961 —en la tercera temporada— se emitió uno de los episodios de más éxito de Los Picapiedra: el nacimiento de la pequeña Pebbles. En principio, los planes eran que fuese un chico, pero la productora prefirió que fuese una niña de cara a una posible alianza con la empresa juguetera Ideal Toy. Meses después le tocó a los Mármol. En este caso, en cambio, Betty y Pablo adoptaron un bebé que alguien dejó en su portal. Lo llamaron Bamm-Bamm. Los pequeños Pebbles y Bamm-Bamm aparecieron en diversos especiales de la serie. En 1971 protagonizaron su propio spin-off, El Show de Pebbles y Bamm-Bamm, el cual duró una temporada. Curiosamente, aquí ya eran adolescentes aunque solo diez años les separaba de su nacimiento.

Pebbles y Bamm-Bamm

EL FIN DE LOS PICAPIEDRA

En la quinta temporada, Los Picapiedra mostraban síntomas de agotamiento. La competencia de programas como Los Munsters, de la CBS, hizo caer los índices de audiencia. Irónicamente, Joseph Barbera había intentado un par de años antes vender a alguna cadena un spin-off centrado en The Gruesomes, otra familia monstruosa que habían aparecido en la quinta temporada de Los Picapiedra. El concepto fue reciclado años después para la serie The New Fred and Barney Show. En ella aparecía una familia monstruosa al estilo de La Familia Addams llamada The Frightenstones.

Otro de los spin-off de Los Picapiedra que nunca vio la luz fue The Blackstones. La serie se habría centrado en una familia de raza negra vecinos de Pedro y Pablo. Joseph Barbera tuvo la idea en 1967 pero, como él mismo admite en el libro Legends of Animation: William Hanna & Joseph Barbera «ninguna cadena ni sindicación lo tocaría» debido a que era «demasiado provocativo».

Finalmente, en septiembre de 1966, The Flintstones llegaba a su fin tras seis temporadas y 166 episodios. Su inmenso éxito la había llevado a ser traducida a 17 idiomas y a ser vista en casi cincuenta países. En los años sucesivos, fue reemitida en otras cadenas, y se produjeron decenas de especiales, spin-off y películas animadas.

Los Picapiedra es una serie intemporal. A pesar de haber transcurrido más de sesenta años desde su estreno, la serie mantiene toda su frescura, humor y no poca crítica social al estilo de vida americano de la época. Hanna-Barbera logró, durante seis años, el reto de sentar a la vez a padres e hijos frente al televisor. Ello fue posible gracias a unos cuidados guiones en los que el balance entre temáticas adultas y gags infantiles estaba cuidadosamente medido. En definitiva, Los Picapiedra fue una serie que abrió el camino a otras sitcoms animadas de temática familiar, como Los Supersónicos —también de Hanna-Barbera—, Los Simpsons o Padre de Familia, entre otras muchas.

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