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BATTLESHIP: LA CRÍTICA

Cogemos nuestros barquitos y cada jugador los emplaza en su lado del tablero de juego sin que el contrincante vea donde y cómo los ha colocado. Empieza la partida... F24... Agua... A8... Agua... Así durante un rato durante el cual ambos jugadores se disparan con todo lo que tienen en sus arsenales, hasta que uno de ellos anuncia una coordenada del tablero
enemigo y, como dice Rihanna en una de las escenas de Battleship, "¡BUM!". Básicamente, este es el argumento de la película que acabo de ver en los cines Metromar, que cuentan con las mejores y más modernas salas de proyección de Sevilla, todo hay que decirlo.

Alex Hopper (Taylor Kitsch) es un bala perdida. Desde el principio, su hermano Stone (Alexander Skarsgård) nos deja claro a todos que Alex es un caso casi perdido, sin trabajo conocido y un auténtico desastre. Stone, oficial de la marina, intenta convencer a su hermano de que enderece el rumbo de su vida, siendo un altercado con la policía el que provoque que Alex se aliste al ejército. Por supuesto, tenemos a una chica de por medio, Samantha (Brooklyn Decker), la cual casualmente es la hija del almirante de la flota emplazada en Hawaii... Armageddon, vamos. En realidad, esta primera parte de la película no está mal, pero se me ha hecho larga porque no la terminaba de ver verdaderamente importante para la simple historia que quedaba por contar. 

ALEXANDER SKARSGARD TIENE POCAS POSIBILIDADES DE LUCIMIENTO

La película está plagada de fallos garrafales de guión, y esta primera parte del film no se salva de ellos. ¿Por qué a una chica tan atractiva como Sam, que entra en un bar pidiendo un burrito de pollo, no se lo sirven, si solo tienen que ponerlo en el microondas? No es creíble. Un tipo corriendo delante de la policía con un burrito en la mano y que es derribado con dos tásers eléctricos sólo por eso... Tampoco me lo creo. Tras el incidente, Alex se alista a la marina y, por arte de magia, ya está con la chica y se propone pedirla en matrimonio al temible almirante Shane, un Liam Neeson que lo mismo sirve para un roto que para un descosido.

Pero hablemos ahora de los aliens. ¿Por qué están aquí? Ya se que es una película palomitera que no pretende más allá que hacernos pasar el rato (un rato largo, de 131 minutos, para ser exactos), pero ¿no podrían habernos explicado por qué llegan a la Tierra con intenciones tan hostiles? ¿Quieren invadirnos? ¿Quieren nuestros recursos? Al inicio del film, un científico anuncia el descubrimiento de un planeta extrasolar capaz de albergar vida a varios años luz de la Tierra y la emisión de una señal muy potente para intentar captar su atención. Y claro, ellos responden, pero enviándonos naves de guerra. Con un metraje tan holgado, ¿qué trabajo les habría supuesto una escena en la que se nos pusiera en evidencia las razones de la invasión? Quizás un vistazo a un planeta moribundo en el que las criaturas alienígenas ven como una señal de salvación el saludo que les llega desde la Tierra. Pero claro, eso habría sido meter demasiada ciencia ficción medianamente inteligente. Un gran agujero en el guión, de los muchos que tiene la película de Peter Berg (Hancock).

LOS ALIENS... ¿POR QUÉ NOS ATACAN? ¿QUÉ QUIEREN DE NOSOTROS?

Y ya que hablamos de fallos de guión, ahí van unos cuantos en forma de preguntas sin respuesta. ¿Cómo es posible que unas naves que no son hidrodinámicas se estrellen en el mar a  velocidades hipersónicas después de un viaje espacial y no se desintegren? Tras surgir de las aguas, atacan a la flota internacional que realiza maniobras en aguas de Hawaii, pero ¡no vuelan! Estos tremendos armatostes se mueven dando grandes saltos sobre la superficie del mar, ¿cómo es que no les afectan esos impactos y sí los de los misiles y balas? Nada más ser descubiertos por la flota despliegan un vasto campo de fuerza que aísla parte de la flota del resto, que queda fuera, ¿por qué no disponen sus naves de dicho campo de fuerza, siendo vulnerables a las armas de los terrícolas? En fin, no es cuestión de desmenuzar todos los agujeros del guión de Battleship, porque la entrada sería demasiado larga... como la película.

Taylor Kitsch, después del gran varapalo que ha supuesto John Carter, una película que como ya dije en mi crítica no se merecía tal destino, se embarca (y nunca mejor dicho) en un film también de gran calado (otra vez con analogías marinas). Sin embargo, Kitsch cumple con su papel perfectamente, ajustándose a un personaje plano y sin mucho relieve, justo como el resto de protagonistas, que cumplen la función de servir de carne de cañón (lo siento, la película se presta a este tipo de juegos de palabras) a las sucesivas explosiones y batallitas. Skarsgård, por su parte, interpreta bien su papel de hermano mayor responsable, pero desgraciadamente no vemos cómo le hubiese robado las escenas a Kitsch, pues su personaje es fulminado por los aliens en el primer tercio del film. ¿Quizás sus compromisos con la estupenda serie True Blood no le permitían un rodaje más largo?

- QUIERE VD. DECIRME QUE HACE EN ESTE BARCO, HIJO
- LO MISMO QUE VD. ALMIRANTE, PONER LA MANO PARA EL CHEQUE

Rihanna. ¿Por qué está en esta película? Mejor dicho, ¿por qué está en cualquier película? Tenía la vana esperanza que al menos aportara algo a su personaje, como cierta gracia, alguna interpretación, que se pegara un cantecito o añadiera el punto sexy a la película. Nada de nada. Rihanna está en Battleship de pegote, y nada más, quizás para atraer a no se cual sector del público. Todo un misterio, como el qué quieren los aliens de nosotros. Brooklyn Decker, Samantha en el film, cumple perfectamente con su papel de chica florero, un papel para el que incluso se pensó en Rosie Huntington-Whiteley, la improbable protagonista de Transformers 3. Creo sinceramente que no escogieron a esta última porque el parecido con la saga de Michael Bay habría sido ya demasiado descarado.

¿Merece la pena ir a ver Battleship? Si te gustó Transformers y similares, vas a disfrutar con esta película. La película de Peter Berg al menos no tiene a Shia LaBeouf de protagonista, lo cual ya es un punto a su favor. Y aunque copia el estilo de Bay, no lo hace con los diálogos, que aquí son un poco más inteligentes, afortunadamente. A pesar de contar una historia simple, el juego de hundir la flota, que en alguna escena se muestra tal cual es, Battleship no pretende vendernos algo que no es, por lo que no resulta ofensiva, como sucede con otro films de este tipo (Battle: Los Angeles, por poner un ejemplo). Los efectos especiales están bastante bien, pero las máquinas son demasiado parecidas a los autobots y decepticons de Bay, así que tenemos la impresión de estar viendo algo mil veces visto. El metraje también es excesivo, con unos 131 minutos que no tienen razón de ser y a los que le sobra casi media hora. Por cierto, hay escena tras los créditos finales, pero no algo que haga pensar en una secuela. 

¿VEIS ESTA CARA? PUES ES LA QUE LUCE RIHANNA DURANTE TODO EL FILM

Si Battleship va a ser un éxito de taquilla o no, aun es un misterio porque la película no se estrena en los USA hasta el 18 de mayo, y ahí es donde se decidirá si ha sido un fracaso o no (se habla de un presupuesto de 200 a 250 millones de dólares). En caso de reventar la taquilla, no lo entenderé, y más comparándola con otras películas muchísimo más inteligentes que esta que se han estrellado y que todos tenéis en mente.

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