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PERROS DE PAJA (STRAW DOGS): LA CRÍTICA

Antes de ver este remake, dirigido por Rod Lurie (Candidata al Poder), pensamos que era obligado ver la original para poder hacer una crítica más completa con una visión más amplia. La película consiste en la vuelta al pueblo de su infancia y adolescencia de una joven junto a su marido. Tanto la relación pasada con alguno de sus habitantes como el distinto grado de civilización del marido y los habitantes irá creando conflictos hasta llegar a extremos insospechados.

Perros de Paja
PREFERIMOS A JAMES MARSDEN CON LAS GAFAS DE RUBÍ ROJAS

La pareja protagonista en el remake, David y Amy Sumner (James Marsden y Kate Bosworth), son una pareja de igual atractivo, provenientes de un mundo común (ella, actriz, él, guionista) que no resulta dispar. Sam Peckinpah tuvo la gran inteligencia y saber hacer de mostrarnos una pareja sin nada en común. Dustin Hoffman era un matemático apocado, casado con una chica guapa y caprichosa, Susan George, acostumbrada y necesitada de atención masculina. No nos demuestra ambición, objetivo o interés vital alguno. La evidente falta de una base sólida en el matrimonio original, que tan importante es para entender los acontecimientos de aquella película, nos falta en la versión actual.

La trama arranca con la vuelta a la casa paterna en el profundo Mississippi, una vez fallecido el padre de Amy, para descansar y trabajar en los guiones de David. Dado que el granero necesita arreglos en la apartada casa de campo, los obreros y conocidos del pueblo que trabajan en ella, incluido el antiguo pretendiente de Amy, se introducen así en la esfera de la pareja. El discapacitado del pueblo, Jeremy, con un pasado de acoso sexual a niñas, es perseguido por la hija del entrenador hasta que es culpado por su desaparición. En su huída, es atropellado por la pareja Sumner, que lo esconden en su casa hasta que llegue la policía o la ambulancia, mientras el entrenador y su grupo de acólitos quiere que se lo entregue para vengarse. El asedio a muerte sucede en la casa hasta que llegamos al desenlace final. 

En el remake han copiado algunas escenas hasta el mínimo detalle (rotura del vaso, la trampa del oso), pero la maestría de Sam Peckinpah para contarnos la escalada de acontecimientos no han podido copiarla. Las incoherencias llenan la película. Una chica con personalidad, que se va de su pueblo buscando su sueño, y lo consigue, no se desnuda delante de una panda de obreros por un berrinche con su marido. Y menos de su pueblo, con lo que pesa "el qué dirán" en esos lares. Tampoco se ha atrevido el director a rodar una violación tan ambigua como la original,  políticamente más incorrecta con la excitación de ella.

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NO ES LO MISMO ESTO...

Que su marido abandone por aburrimiento una iglesia ante todo el pueblo y se ponga a dormir la mona en el coche, es de una irreverencia inconcebible en alguien como él. Aquí, los pueblerinos no nos parecen herederos directos de los trogloditas como los del pueblo escocés. Parecen gente razonable, aseada, cuidada y bien integrada en una sociedad moderna. Con lo cual, los sucesos de la película nos parecen difíciles de entender. La pareja actúa de forma poco creíble. No se entiende que no abandonen el pueblo ante tanto roce, que David despida a los obreros sin ninguna sutileza, que les acusa veladamente de la muerte del gato (que no se justifica como consecuencia de nada que veamos en la película) en un bosque, solo con ellos y mientras están armados.

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...QUE ESTO OTRO

En la película original, la joven que acosa al discapacitado (David Warner) es una locuela que va provocando a todo al que ve, en un pueblo perdido de Escocia en los primeros 70's, se puede creer. En la era del Facebook, una chica atractiva de 15 años lo último que necesita es un chico discapacitado para tener relaciones sexuales. También está la violación de Amy. Callarse en los 70's es comprensible. En 2011, la mejor venganza es ir, hacerse una prueba de ADN y denunciar, no aguantar esa humillación que persigue a cualquiera de por vida. La difuminación de la naturaleza del matrimonio y la presentación de los pueblerinos como gente educada y de buen aspecto, resta credibilidad a lo que vemos. La reacción de la Amy original, que ante la tensión del asedio sólo piensa en escapar ella, o entregar a Jeremy y no se acuerda ni entiende los principios de su marido, en la nueva versión no nos cuadra. La misma Amy que defiende de una paliza por parte del entrenador a Jeremy, ahora piensa que hay que entregarlo a una muerte segura, una incoherencia total.

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NOS HAN VOLADO EL JAGUAR O SEA

En fin, los reconocibles personajes y situaciones  que Peckinpah nos dió con su versión, desaparecen en esta película. Lo que es accidental y coherente en la primera, aquí se transforma en asesinatos a sangre fría desproporcionados. La protección de Jeremy en la casa, que tanto complica las cosas en la original, apenas se vislumbra en esta. Han querido aportar belleza, tanto en los actores como en los escenarios, pero el fondo está vacío. No te queda nada cuando la ves. Mientras que la otra tiene lo que yo llamo el efecto lavadora: que te quedas dándole vueltas a muchas cosas que has visto, como las relaciones humanas, lo que es dejarse llevar por los impulsos, pensar las consecuencias que te pueden traer tus actos, defender tus principios y definirte por ellos...

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PODRÍAMOS QUEMAR LA PELÍCULA CON EL GRANERO

Ved la original. En caso de que os gusten mucho los actores que aparecen en la nueva, buscáis sus fotos en internet, que os será más provechoso. Aunque ellos no están mal en sus actuaciones, poco pueden hacer ante tan pésimo director y frases copiadas de la original que no han sido representadas acorde a lo que vemos.

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