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Galáctica: Estrella de Combate

Ya hace un año que no escribo nada. Circunstancias personales han hecho que casi me olvide de la estupenda herramienta que es el blog. La razón de volver a plasmar negro sobre blanco mis ideas es el descubrimiento de una serie de televisión que me ha hecho volver a tener fe en ese medio tan (justamente) denostado.


Desde los tiempos de la añorada Expediente X ninguna serie catódica me había impresionado tanto como Battlestar Galáctica. Lejos quedan aquellos combates repetitivos, aquellos robots de pega y el bonachón almirante Adama protagonizado por Lorne Greene. La serie de 2004 poco tiene que ver con la antigua, exceptuando la premisa central y los nombres de los protagonistas. Se mantienen guiños a la antigua serie tales como la utilización de la banda sonora original en ciertos momentos, los papeles en los que aparecen los viejos diseños cylons, y detalles que saltan a la vista de quienes en su día disfrutaron de la vieja serie de Glen A. Larson.

Reconozco que la serie me ha cautivado. Las tres primeras temporadas me las he bebido en apenas dos semanas, casi cinco capítulos por día. Es un producto televisivo de una calidad que hacía tiempo no veía en su categoría. Casi siempre, la ciencia ficción en televisión se ha tratado de una forma infantil, inmadura, creyendo erróneamente que los seguidores de esas historias éramos retrasados o necios. La llegada de Expediente X marcó toda una generación, sobre todo con sus primeras temporadas. Puedo decir que, hasta la llegada de Perdidos, la ciencia ficción en televisión había sido casi un páramo desierto.

Battlestar Galactica

Casi a la vez que la serie de J. J. Abrams aparece Galáctica, una space-opera en toda regla, pero con una amalgama de ingredientes que todo buen seguidor de la ciencia ficción no puede ignorar. El recurso de los cylons con apariencia humana, aparte de ahorrar costes de producción, abre todo un abanico de posibilidades en cuanto a tramas y argumentos interesantes. Galáctica es hija de nuestro tiempo, un tiempo en el que la paranoia terrorista está presente a diario en nuestras vidas, de un tiempo en el que desconocemos el rostro de nuestros enemigos. Todo eso se refleja en películas, literatura y series,como Galáctica.

La serie da mucho de sí. En cada capítulo veo reminiscencias de Philip K. Dick, de Blade Runner, de Alien, de Robert A. Heinlein y de sus Tropas del Espacio... La lista de influencias sería interminable y no me resisto a desgranarla en un próximo comentario.

El casting me ha sorprendido por lo acertado. El tratamiento de los personajes es adulto y complejo. No hay personajes planos, todos están tratados en su complejidad porque la propia trama así lo exige. Tampoco me sorprende que enseguida simpaticemos con los cylons humanos, un recurso magistralmente usado para enganchar aún más a un servidor a la serie.

No me resisto a nombrar mi personaje favorito, esa deliciosa actriz coreano-canadiense llamada Grace Park que interpreta a la teniente Sharon Valerii. Tengo que admitir que mi admiración raya la veneración más absoluta.

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