S. T. Joshi (Pune, India, 1958) es uno de los mayores expertos en H. P. Lovecraft y Ambrose Bierce, entre otros escritores de literatura sobrenatural. Su descubrimiento a los trece años de la obra del escritor de Providence le produjo un enorme impacto, lo que lo llevó a dedicar su carrera profesional al estudio y la crítica de la narrativa de Lovecraft, así como de otros autores afines.
Al igual que hizo Lovecraft con su magistral ensayo El Horror Sobrenatural en la Literatura (1927), Joshi ha querido aportar su visión de este tipo de narrativa. Tal esfuerzo se ha concretado en Horrores Indecibles. Historia de la Ficción Sobrenatural, un monumental ensayo en dos volúmenes que los lectores de habla hispana podemos disfrutar gracias a Aurora Dorada Ediciones.
"Por todas partes se agazapa y oscurece el horror indecible..."
En una extensa introducción, Joshi se esfuerza por delimitar el término "ficción sobrenatural". No es algo sencillo, pero el crítico norteamericano es capaz, finalmente, de definir este subgénero del horror. De este modo, Joshi establece cuál será su objeto de estudio en las siguientes páginas, dejando de lado obras que, aunque de temática sobrenatural, caen más bien en el terreno de los cuentos, leyendas o relatos y novelas de misterio.
Tras delimitar el objeto de su estudio, Joshi nos ofrece en el primer capítulo del libro una visión de las obras sobrenaturales griegas y latinas más representativas del género. No se limita a los libros más conocidos, como la Odisea de Homero, también oscuros autores clásicos, como Flegón de Tralles (s. I d. C) y sus relatos de "maravillas". Como evidencia Joshi en las sinopsis de estas obras, los fantasmas, monstruos, brujas y casas encantadas ya eran temas habituales para los autores griegos y romanos. También las descripciones de torturas y muertes, a veces de una gran crudeza.
En esta primera parte de la obra, Joshi resalta obras medievales fundamentales como Beowulf, así como parte de la obra de Shakespeare y Christopher Marlowe. Si tienes curiosidad acerca de qué obras sirvieron de inspiración al "Bardo de Avon", Joshi se explaya especialmente en este asunto. Ya en el siglo XVIII, el autor analiza la ficción sobrenatural de autores como Milton y Daniel Defoe.
Los horrores góticos
Tras estos primeros capítulos en los que el género de la ficción sobrenatural aún no está demasiado asentado, S. T. Joshi se mete de lleno con la literatura gótica. En la segunda edición de El Castillo de Otranto (1765), Horace Walpole —quien por cierto escribió tantas o más cartas que Lovecraft— lo subtitula como "una novela gótica". Acaba de dar comienzo al período gótico de la literatura sobrenatural. No obstante, no es hasta 1780 cuando sucede la denominada "explosión gótica".
Una de las virtudes de Joshi es que, realmente, es un polemista. En este capítulo, arremete contra los críticos que ensalzan lo gótico solo por el hecho de serlo. Para el autor del ensayo, todo la literatura de género sobrenatural que vino a continuación es notablemente superior. De hecho, califica a Los Misterios de Udolfo, de Ann Radcliffe, como de "prácticamente ilegible".
Un concepto clave que introduce Joshi es el de lo "sobrenatural explicado": quellos relatos góticos en los que los hechos sobrenaturales son, finalmente, revelados como algo natural o provocado por la mano del hombre. Todo este panorama gótico de multitud de subgéneros da un vuelco con la publicación en 1811 de Frankenstein, o el Moderno Prometeo, de Mary Shelley, obra que abre una nueva puerta: los horrores de la ciencia moderna.
Entre los góticos y Edgar Allan Poe
Desde el declive de la novela gótica hasta la aparición de los primeros relatos de Edgar Allan Poe existe un período denominado por S. T. Joshi como interregno. Este término significa "el espacio de tiempo en que un Estado no tiene soberano". No hay en estos años, por tanto, un autor que sobresalga especialmente en la literatura sobrenatural.
Sí existió una pléyade de autores que exploraron el género ocasionalmente, como el alemán Goethe o escritores románticos ingleses como Coleridge o Walter Scott. El autor también coloca a E. T. A. Hoffmann (1776-1822) como uno de los más destacados "grotescos alemanes". Escritor, pintor, compositor y jurista, Hoffmann, es uno de los autores postgóticos más sobresalientes, con una capacidad extraordinaria para crear atmósferas extrañas.
Junto a ingleses y alemanes, escritores franceses como Balzac, Víctor Hugo o Charles Nodier contribuyeron a la popularidad de la literatura sobrenatural. También sobresale el estadounidense Washington Irving, autor muy ligado a España por su labor como diplomático y quien, por cierto, mantuvo un tiempo una relación amorosa con Mary Shelley.
¡Cuidado con los spoilers! A lo largo de la obra, Joshi desvela puntos importantes o incluso el final de algunos relatos y novelas. Se trata de obras clásicas, muchas de ellas con cientos de años, pero Joshi supone que el lector las conoce.
Llama la atención, sin embargo, la omisión de autores como Jan Potocki (1761-1815), ingeniero militar y escritor cuya obra Manuscrito Encontrado en Zaragoza es una de las ficciones sobrenaturales más extrañas del siglo XIX, con una densa estructura similar a Las Mil y Una Noches y paralela a la temática de Hoffmann. A pesar de su complejidad, la ausencia de una figura tan única resulta sorprendente en un estudio tan exhaustivo.
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| El Castillo de Otranto, grabado de autor desconocido |
Edgar Allan Poe y los horrores victorianos
Según Joshi, Poe rechazaba generalmente a la literatura gótica. Su obra de ficción sobrenatural es, sin embargo, pequeña en comparación con otros escritos, como ensayos, artículos periodísticos, críticas y reseñas literarias. De hecho, el autor reseña prácticamente toda la ficción sobrenatural de Poe, incluyendo todas sus historias y la novela La Narración de Arthur Gordon Pym de Nantucket (1838). Es curiosa la tesis de Joshi de que esta novela fuera, realmente, una sátira o parodia de las novelas de aventuras que tanto se estilaban por la época.
En este punto, S. T. Joshi se enfrasca en una disertación que puede resultar algo densa, pues se empeña en demostrar que novelas como Jane Eyre o Cumbres Borrascosas tienen muy poco de sobrenatural. Aunque la conclusión es correcta y esencial para delimitar el género, la extensión dedicada a esta aclaración podría percibirse como excesiva para el lector ya familiarizado con la crítica literaria de lo fantástico, ralentizando el ritmo del análisis.
En este contexto de auge científico y la reacción de los escritores cristianos, surgen muchas mujeres que continúan apostando por el relato clásico de fantasmas, como J. H. Riddell (1832-1906) o Margaret Oliphant (1828-1897). También surgen escritores que lo fantástico y sobrenatural solo ocupan un pequeño lugar en su obra, como Kipling. Similar al autor de El Libro de la Selva es Robert Louis Stevenson, cuyas incursiones en los sobrenatural son más conocidas que las de Kipling.
El análisis que hace Joshi de El Extraño Caso del Doctor Jekyll y Mr. Hyde (1886) es, básicamente, que es una obra desaprovechada. Como novela corta, adolece de profundidad y ramificaciones, y fácilmente podrían haberse explorado más vertientes de la historia. El caso contrario se da en El Retrato de Dorian Gray (1890), única novela del dramaturgo Oscar Wilde. En este caso, y según Joshi, la novela debía haber sido un relato corto con una mejor explicación del hecho sobrenatural.
Pero quien comienza a ligar horror y ciencia ficción con maestría inigualable es H. G. Wells (1866-1946). Arthur Conan Doyle, creador del detective Sherlock Holmes, ofrece a comienzos de su carrera algunos sobresalientes relatos de horror, aunque sin alcanzar la maestría e inventiva de Wells. Drácula de Bram Stoker también es ampliamente tratada en el ensayo de Joshi. De la celebérrima novela —a la que Joshi quita bastante mérito— se abarcan diversos aspectos, desde su relación con la propia vida de Stoker hasta la visión que el autor irlandés da del sexo a través de sus personajes.
La narrativa sobrenatural norteamericana
Horrores Indecibles. Historia de la Ficción Sobrenatural Vol. 1 finaliza con el capítulo dedicado a los escritores estadounidenses de ficción sobrenatural de finales del XIX. Joshi establece dos ramas muy diferenciadas: la Escuela de la Costa Este y la de la Costa Oeste. El principal exponente de la primera es Henry James (1843-1916), aunque, según Joshi, su tratamiento de lo sobrenatural es decepcionante, con la excepción de Otra Vuelta de Tuerca. De esta escuela, el autor también hace un repaso de los relatos fantasmagóricos de Edith Wharton (1862-1937).
Dentro de la Escuela de la Costa Oeste, S. T. Joshi destaca a Ambrose Bierce y W. C. Morrow, autor poco conocido pero con una obra de una gran imaginación y maestría. Robert W. Chambers, autor del famoso libro El Rey de Amarillo, fue bastante prolífico, aunque concentró lo mejor de su narrativa sobrenatural al inicio de su carrera.
En el epílogo de la obra, S. T. Joshi concluye que la obra sobrenatural de los siglos XVII, XVII y XIX no es sino una anticipación para la explosión de creatividad de principios del siglo XX. Desde su óptica, autores como Lovecraft, Algernon Blackwood o Arthur Machen superan con creces a todos los autores que cultivaron lo sobrenatural antes que ellos.
El volumen se completa con una extensa bibliografía de ensayos literarios sobre el género sobrenatural, así como otra lista de obras de los autores citados en el libro. Horrores Indecibles. Historia de la Ficción Sobrenatural Vol. 1: Desde Gilgamesh Hasta Finales del S. XIX cuenta con una sobresaliente edición de Aurora Dorada Ediciones, a un precio muy ajustado.
El segundo volumen de la obra de S. T. Joshi abarca desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, un período más intenso e interesante si cabe que el de las polvorientas novelas góticas de castillos encantados. En resumen, una magna obra no solo para estudiosos de la literatura sobrenatural, sino también para el lector que disfrute de este tipo de narrativa y quiera ahondar en sus orígenes y evolución.
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