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Crítica de Tenemos Que Hablar de Cosby, disponible en Movistar Plus

La figura de Bill Cosby alcanzó cierta fama en España allá por los años ochenta gracias a su serie de televisión La Hora de Bill Cosby. Para muchos, era la primera vez que veíamos a este artista de mediana edad. En Estados Unidos era toda una institución, hasta el punto de ser conocido como el padre de América. Tras su imagen impecable, se le acusó de ser un criminal en serie que había actuado impunemente durante décadas contra mujeres indefensas. La cadena Showtime produjo la serie documental Tenemos Que Hablar de Cosby en cuatro entregas, dirigida por W. Kamau Bell, y disponible en España en la plataforma Movistar Plus.

TENEMOS QUE HABLAR DE COSBY


POR QUÉ ERA NECESARIO UN DOCUMENTAL COMO TENEMOS QUE HABLAR DE COSBY

Cuando terminas el documental, eres consciente de que efectivamente, a modo de terapia, la sociedad norteamericana necesitaba tratar este trauma. Bill Cosby llegó a ser una figura pública de primer orden. Listo como es, se dio cuenta de que aparentar ser algo era mucho más rentable que serlo. De ahí que se erigiera en un adalid de la educación sin haber terminado él mismo sus estudios universitarios. Fue presentador de programas infantiles en una época, los años setenta, en que todos los niños veían los mismos programas. Esto inspiró a niños afroamericanos a tener una imagen positiva de ellos mismos... en una época en la que no se les tenía en cuenta en la televisión. Fue el primer actor afroamericano en protagonizar una serie, Yo Espía, en la que no era comparsa de nadie, sino un personaje inteligente y resuelto. Fue el primero en reclamar que le doblaran especialistas negros, no blancos pintados como era habitual. Esto supuso un gran cambio en Hollywood. Lejos de los extremismos, fue consciente de que no resultar amenazador al sistema le haría ser mucho más influente. Y tremendamente rico.

BILL COSBY, EL CÓMICO QUE LOS SUPERABA A TODOS

Cosby ha sido un hombre multitarea. Graba discos cómicos, actúa, presenta, hace giras, pero parecía que su tiempo acababa a principios de los años ochenta. Llegaron grandes cómicos estrellas, como Eddie Murphy, Richard Pryor, con giras millonarias y chistes estridentes. A esto se enfrentó Cosby con una silla,y un número que, sin ofender a nadie, le hizo ser mencionado como el mejor cómico por Seinfeld y Chris Rock en la serie Comedians in Cars Getting Coffe.  

La gran oportunidad surgió con la serie La Hora de Bill Cosby (The Cosby Show). De 1984 a 1992, Cosby interpretó al doctor Cliff Huxtable, un ginecólogo padre de cinco hijos, como en su vida real, casado con la adorable abogada Clair. La inocente y edulcorada sitcom familiar fue un fenómeno tan grande en USA que disparó a la cadena NBC en las audiencias. Esto no sale en el documental, pero recuerdo que por renovarla le ofrecieron a Cosby más de lo que podrían generar ni con dos cortes publicitarios por capítulo. Sencillamente, era el prestigio y audiencia que generaba una serie que aunaba a toda la familia frente al televisor. Parece que llegó a creerse su papel de padre de América, riñendo a cómicos que ni conocía en persona por decir palabrotas. O, aprovechando la identificación de la familia Huxtable con la suya, publicando libros sobre cómo ser padre. Además, se atrevió a dar opiniones políticas bastante conservadoras que eran referidas incluso en debates electorales a la presidencia. Así de grande llegó a ser Cosby. 


LAS MUJERES QUE SUFRIERON LOS ATAQUES DE COSBY

A sus donaciones millonarias a universidades para becas, a su imagen pública indiscutible, y a una carrera imbatible, se intercala la otra cara. Relatos en primera persona de mujeres que relatan cómo fueron engañadas, drogadas y abusadas por el artista. Se entiende la confusión que sufrieron, el no saber ni que ocurría, la desolación de ser tomadas por mentirosas las décadas que ha tardado esto en salir a la luz. Atacar al que llegó a ser al hombre mejor pagado de Hollywood y un héroe nacional que trascendía razas resultaba imposible incluso de cara a la propia familia. Incluso para ellas mismas. El documental sabe llevarnos a la desolación que sufrieron estas mujeres, a las que acusaron incluso de racistas en los primeros momentos. 

Bill Cosby pudo actuar impunemente durante décadas incluso dejando pistas de lo que hacía a modo de comedia. Manejaba las distancias cortas como un maestro, haciendo imposible de creer a quien lo conociera que fuera capaz de hacer lo que le llevó a la cárcel. Y haciendo ganar mucho dinero a quienes hacían la vista gorda. En el documental se desvela el destino final de Cosby, con la máxima de siempre: los millonarios duran poco en la cárcel, si llegan, aunque se demuestre que son culpables. 

CONCLUSIONES SOBRE EL DOCUMENTAL TENEMOS QUE HABLAR DE COSBY

Me ha resultado un documental realmente interesante y dotado de una gran objetividad. Tiene un ritmo muy bueno, ofreciendo mucha información y muy bien documentado. Nos da la suficiente información para que tomemos nuestras propias conclusiones. Por ejemplo, una conejita de la Mansión Playboy cuenta que se sintió utilizada trabajando allí, y otra que se sintió respetada y que fue una gran oportunidad para ella. Las dos versiones son ciertas. 

El propio director, Kamau Bell, se siente heredero de Cosby, y debe lidiar con su admiración por el artista, la inspiración que le causó en su vida y con lo declarado por más de sesenta mujeres... y las que faltan. Sanar su propio trauma que es el de tantos como él, algunos incapaces de creer ninguna acusación. Para unos, es imposible separar la obra del artista. Para otros, no hay problema en volver a disfrutar de sus actuaciones. Nuevamente, las dos posturas son válidas. 


Pensar que una mala persona no puede hacer cosas buenas es de una simpleza atroz. Ojalá fuera siempre así, pero la realidad nos ha mostrado demasiadas veces que un buen mensaje no garantiza nada acerca de la conducta real del emisor. La imagen pública es una cosa, y la privada puede ser bien distinta. Ni es el primero, ni por desgracia será el último caso. 

Si te interesa el mundo de la televisión y la comedia, y profundizar en las causas de por qué el actor disfrutó de impunidad durante décadas, Tenemos Que Hablar de Cosby es un documental a tener muy en cuenta.  A pesar de los duros momentos que reflejan sus victimas, que al menos aquí tienen la oportunidad de ser escuchadas por primera vez en décadas. Quizás este caso sirva para que sea más fácil evitar que algo así pueda volver a ocurrir en el futuro. 

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