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JANE THE VIRGIN, TEMPORADA 1: 5 RAZONES PARA VERLA

Acaba de finalizar la primera temporada de Jane The Virgin, una de las series más sorprendentes que hemos visto de los nuevos estrenos televisivos. Sin embargo, parece haber merecido más atención por parte de la crítica que del público. Afortunadamente, eso ha sido suficiente para que CW la renovara, ya que si de audiencia han ido escasitos siempre en ese canal, de premios ya ni hablamos. Tras ver todos los episodios, y aceptando el tipo de producto televisivo del que estamos hablando, es sin duda una recomendable opción para aquellos que no la halláis descubierto aún, y os animéis a ello sin ningún tipo de prejuicio.


ES DIFERENTE AL RESTO DE SERIES "SERIAS": En un mundo televisivo donde abunda tanto la oferta como hoy día, es complicado plantear algo verdaderamente original. Pero no se me ocurre nombrar una serie que se parezca a Jane The Virgin... Bueno, salvando a la original, Juana la Virgen y sus versiones mexicana y croata. Sin embargo, de la novela venezolana prácticamente sólo han copiado la idea de que una chica virgen se queda embarazada por un error en una inseminación. El tono de ésta está muy alejado del dramón que se vive en la original, que encaja como un guante en el concepto de culebrón venezolano, del que tanto se burlan, mientras que esta Jane contentará a un público muy diferente por lo refrescante que resulta.

CÓMO REUTILIZA A SU FAVOR LOS TÓPICOS DE LAS NOVELAS: Era bastante arriesgado dedicarse a parodiar el mundo de las locas telenovelas venezolanas utilizando muchos de sus elementos en la serie, y no terminar cayendo en lo mismo. También era complicado que la historia te la creyeras a pesar de todo, y por tanto la siguieras con interés. Hemos presenciado giros sorprendentes, gente que hereda de repente, hermanos gemelos, asesinatos, amores ricos-pobres, escucha de planes malvados tras la puerta... Y a pesar de todo, te los vas creyendo a medida que los vas viendo. La trama es tan entretenida y tiene tal ritmo que no se te hace pesado, y empatizas tanto con Jane que, a pesar de toda la locura, no pones en duda lo que estás viendo... televisivamente hablando, claro.

UN BUEN REFLEJO DE LAS PARTICULARIDADES DE LAS FAMILIAS LATINAS EN USA

EL NARRADOR: Por si las situaciones que vemos en la serie no tuvieran bastante gracia, el narrador las va resaltando con todo el desparpajo de quien sabe que no le pueden partir la cara. A eso, se le suman unas leyendas aclaratorios en la pantalla de algunas escenas que son impagables. Además, no faltan durante toda la temporada, con lo cual termina siendo un personaje más de la serie, en mi caso, el favorito. Un recurso diferente al de romper la cuarta pared, como cuando el protagonista habla con el espectador (House of Cards), pero que hace muy interesantes los flashbacks de unos y otros.

REFLEJO DEL MUNDO LATINO: No abundan las series donde los latinos sean poco más que criminales o las chachas de turno. Sin embargo, aquí vemos a una encantadora protagonista, Jane, que si bien trabaja de camarera, tiene sus estudios y aspiraciones. Encarna como nadie lo que todos entendemos por una chica normal. Y se liga al guapo de la serie, algo que no es muy común en las ficciones. Además retrata bastante bien cómo son las relaciones familiares entre los latinos, a través de la abuela Alba, su hija Xiomara y Jane. Viven todas juntas, no hay ese ansia de independencia y éxito que viven otros personajes de las familias americanas, y se apoyan continuamente.

TODO LO REFERENTE A LA VIDA LABORAL DE ROGELIO ES TRONCHANTE

EL PLANTEL DE SECUNDARIOS Y LAS TRAMAS ASOCIADAS: En Jane The Virgin no falta de nada. Desde la estrella de las novelas Rogelio de la Vega, un narcisista que ofrece sus mejores momentos trabajando, hasta Petra, la mujer de Rafael, su pérfida madre y sus disparatadas conexiones con las mafias de la Europa del Este. No falta por supuesto la pareja de lesbianas, la trama policial, o las malas del instituto. Pero, de regalo, tenemos el certero reflejo de los absurdos que rodean a un parto y al estrés asociado a tener un bebe, como ya quisieran reflejarlo muchas series que obvian lo complicado que puede resultar para una primeriza, o el estrés de que la abuela sea residente ilegal. Todo no son risas, no.

Bien es cierto que la serie se habría beneficiado de haber tenido menos episodios, pero no es culpa de ellos la obligación de llegar a 22. Y demasiado bien salen del paso. Además, una de las cosas que más me preocupaba, sabiendo el evidente desenlace de la misma, era si tendría sentido una segunda temporada. Pues, viendo cómo ha terminado, las dudas quedan despejadas: hay que ver cómo sigue la historia. 



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