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MISION IMPOSIBLE: NACION SECRETA. LA CRITICA

Aunque la cuarta entrega de la franquicia, dirigida por Brad Bird, dejó el listón bastante alto en cuanto a nivel de interés, espectacularidad y solvencia del reparto principal, Misión Imposible: Nación Secreta ha demostrado que todo puede mejorarse, rizando rizos que creíamos que no se podían rizar, sobre todo porque hablamos de una saga cinematográfica con 19 años de edad. El film escrito y dirigido por Christopher McQuarrie (Jack Reacher, en la que también dirigió a Cruise), no nos engañemos, se limita a ser una montaña rusa que, una vez subidos, no para ni un segundo ni para poder tomarnos un respiro. Pero, en definitiva, ¿no es eso lo que le pedimos a una película de Misión Imposible?


Tras una impactante escena inicial al mas puro James Bond en la que vemos al propio Cruise enganchado a la puerta de un Airbus A400M en pleno vuelo (aun no me cuadra que este tipo de avión militar haya caído en manos de unos terroristas, pero lo dejaré pasar), vemos como Hunt intenta convencer a la agencia FMI (Fuerza de Misión Imposible) de la existencia de El Sindicato, una organización terrorista que todos creían un mito. Desmantelada la FMI por un comité del senado, Hunt, Brand (Jeremy Renner), Benji (Simon Pegg), y Luther (Ving Rhames) deberán demostrar que la amenaza a la estabilidad mundial que supone El Sindicato es algo muy real. En su misión se toparán con Ilsa Faust (Rebeca Ferguson), una agente británica infiltrada en la peligrosa organización, cuyo doble juego pondrá a prueba al experto equipo de Hunt.

Tom Cruise, a pesar de su detractores (que los tiene, y muchos, y no por motivos del todo racionales la mayoría) demuestra una vez mas que ha logrado encumbrase como el casi perfecto héroe de acción. La saga Misión Imposible, confeccionada a su medida (no en vano es uno de los productores), se ha convertido en un vehículo perfecto para un actor que aparentemente aun tiene mucho que ofrecer a sus 53 años. Sin embargo, y aunque Nación Secreta es, como he dicho, un intenso espectáculo que no da un respiro al espectador (ni a los protagonistas, claro) se nota que van a tener que esforzarse mucho en la siguiente entrega (se rodará en 2016) para ofrecer a la audiencia algo fresco y diferente. ¿Será la siguiente película de la saga la última para Cruise de cara a un posible reboot en la séptima?

LA PERSECUCIÓN EN MOTO, DE LO MAS ESPECTACULAR DE LA CINTA

Dejando de lado que la fórmula puede necesitar una renovación, Mision Imposible: Nación Secreta aun sigue funcionando prácticamente a todos los niveles. Aunque el peso del film recae en Cruise, el agente Benji Dunn (Pegg), atrapa buena parte de la atención del espectador en un papel que sin ser estrictamente una cuota cómica, añade frescura y alivia la tensión dramática de la historia. Quizás los personajes menos aprovechados sean Brandt y Luther, cuya contribución a la trama es poco menos que testimonial. Quien si supone toda un sorpresa es el personaje que interpreta Rebecca Ferguson, la agente doble británica que es capaz de robar todas y cada una de las escenas en las que interviene Cruise. ¿Lo negativo? Que la pareja Cruise/Ferguson apenas tiene química, un problema recurrente en muchas de las películas protagonizadas por el actor oriundo de Syracuse. 

Otro de los problemas menores del film es la poca entidad del villano y sus difusas motivaciones. Solomon Lane (Sea Harris) es el típico agente renegado, un cliché que ya hemos visto en demasiadas películas de espías, con unas razones para su manera de actuar que no son lo suficientemente bien explicadas. ¿Crear el caos? ¿Subvertir el orden mundial establecido? ¿Robar una fabulosa cantidad de dinero? ¿Venganza contra sus antiguos superiores? No queda en absoluto claro en el guión de McQuarrie, aunque pienso que la intención del guionista y director nunca fue la de explicar nada demasiado, siendo el líder de El Sindicato una figura decorativa contra la que Hunt y los suyos deben luchar. Quizás de haber elegido un actor de mas empaque para el papel de villano su carencia de motivaciones sólidas habría quedado mas disimulada.

ILSA FAUST (REBECA FERGUSON) EN LA TENSA ESCENA DE LA ÓPERA DE VIENA

Pero el verdadero protagonista de esta película son sus escenas de acción, un elemento esencial de esta saga que McQuarrie ha mimado al máximo. Si a la espectacularidad de las secuencias de acción le añadimos el atractivo de estar realizadas la mayoría de las veces por el propio actor protagonista (Simon Pegg también hizo alguna de ellas) y no por ningún doble, el valor añadido de las mismas se incrementa aun mas. Sin embargo, y a pesar de que el film se abre con una tremenda escena de acción, lo que daría que pensar que el nivel de espectacularidad solo puede ir hacia arriba, no lo hace. McQuarrie decide poner toda la carne en el asador de la acción en los primeros minutos del film, para luego ir dosificando este tipo de escenas a lo largo de la película, aunque sin alcanzar ni de lejos lo logrado de dicho momento. Eso si, no por ello desmerecen el resto de secuencias de acción, sobre todos las persecuciones en automóvil y motocicleta, filmadas de manera sobresaliente por las calles de varias ciudades marroquíes, o el atentado de la ópera de Viena, magistralmente coreografiado usando la propia música de Turandot.


En definitiva, Misión Imposible: Nación Secreta eleva el concepto que Brian De Palma desarrolló por vez primera para el cine hace ya casi 20 años a la enésima potencia de la espectacularidad, dejando de lado la excesiva utilización de gadgets tecnológicos para apoyar la trama y centrándose mas en el personaje de Hunt y su equipo (bueno, algunos de ellos) y su capacidad para afrontar los mas difíciles retos apenas con solo su inteligencia y habilidades físicas. He echado de menos algo de mas implicación del resto del grupo (Brandt se limita durante media película a defender la FMI de las acusaciones de obsolescencia del jefe de la CIA que interpreta Alec Baldwin, y Luther solo aparece en un par de escenas tecleando un ordenador), en una trama demasiado centrada en el triángulo Hunt-Faust-Benji, quienes se llevan todo el protagonismo de la cinta. Atentos a la actriz sueca Rebeca Ferguson (The White Queen) como Ilsa Faust, una espía cuyo nombre nos hace recordar a la Ilsa Lund de Casablanca, interpretada por la también sueca Ingrid Bergman, y que merecería por méritos propios aparecer en la siguiente entrega de la saga que, esperemos, sea tan absolutamente trepidante como Nación Secreta.

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