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INTERSTELLAR. LA CRITICA (SIN SPOILERS)

Los agujeros negros y la posibilidad de viajar a través de ellos moviéndonos tanto en el espacio como en el tiempo ha sido un tema favorito de los escritores de especulación científica desde el primer momento en el que se teorizó sobre dichos objetos estelares. Uno de las teorías mas populares es la de los agujeros de gusano, verdaderos toboganes interestelares que, teóricamente, hacen posible la conexión de dos lugares del universo muy distantes entre si de manera casi instantánea. Este es el punto de partido de Interstellar, el último y ambicioso film de Christopher Nolan, el primero desde su controvertida The Dark Knight Rises.


Chris Nolan y su hermano Jonathan parten de las teorías del físico norteamericano Kip Thorne, autor de varios estudios en los que analiza la posibilidad de viajar a través de los agujeros negros y sus primos, los agujeros de gusano. Cooper (Matthew McConaughey) es el protagonista de esta historia, un antiguo ingeniero y piloto reconvertido en granjero debido en parte a un antiguo accidente y en parte a las nuevas y acuciantes necesidades de un mundo moribundo. Nolan es capaz de representar una Tierra que ya no da mas de si, polvorienta y en la que las plagas devastan cada vez mas cultivos, un planeta que avisa a sus ocupantes humanos que es hora de marcharse.

Tras un prólogo en el que se establecen las relaciones de Cooper con sus hijos, en especial con Murph (la joven Mackenzie Foy), y donde Nolan y su hermano dejan caer algunas pistas de lo que mas tarde será desarrollado y explicado, se pasa, casi sin solución de continuidad, al espacio. Sin embargo, no hay mucho espacio en Interstellar. Quien vaya buscando una odisea espacial con naves surcando el vacío, o espectaculares vistas de planetas exóticos y multicolores, aquí no lo va a encontrar. Cooper y su tripulación se sumergen en el agujero de gusano y casi no nos damos cuenta, tras un breve (casi dos años en hipersueño) paseo desde la Tierra a Saturno.

COOPER INTENTA ARREGLAR EL MÓDULO LUNAR DE SU HIJA

A partir de aquí, el film, pausado y centrado en la problemática personal de Cooper y sus seres queridos, entra de lleno en lo que podemos esperar de un film de ciencia ficción dura. Porque ese es el género en el que se encuadra Interstellar, una ciencia ficción alejada de la fantasía, pero ciencia ficción al fin y al cabo, no lo olvidemos. Pero, a pesar de que Cooper y sus acompañantes en este épico viaje para salvar a la humanidad viajan a años luz de distancia, siguen arrastrando sus propios problemas personales. Y es ahí donde verdaderamente gravita la temática de Interestellar. Como si de un agujero negro que todo lo absorbe se tratara, la elección que hacen estos exploradores del cosmos de anteponer el bien de la humanidad por encima del de ellos y sus seres queridos es el verdadero tema del film.

Pero no es solo ese el tema principal de la película. Nolan hace un verdadero estudio sobre qué significa ser padre, y lo que queremos realmente legar a nuestros hijos. Y cuando digo legado, me refiero a este planeta, que de seguir este ritmo actual de deterioro, posiblemente termine teniendo el mismo destino o uno peor que el de la película. Nolan, usando las inexorables leyes de la relatividad de Einstein, da mazazo tras mazazo a los protagonistas de su película, y de paso también al espectador. Los efectos de la dilatación temporal, el lento envejecer de los astronautas en contraste con los años que realmente pasan en la Tierra, se plasma de una manera sencillamente espléndida, dejando aparte posibles licencias, que las hay, como seguramente se encargará de explicar dentro de poco el famoso astrofísico Neil deGrasse Tyson (Cosmos).

ANNE HATHAWAY INTERPRETA A LA DOCTORA AMELIA BRAND

Sin embargo, y aunque el film contiene mas virtudes que defectos, no es completamente redondo. ¿El mejor film de Christopher Nolan hasta la fecha? No me atrevería a afirmarlo, pero si que es una buena película de ciencia ficción de las que hacen pensar al espectador y pone sobre el tapete temas trascendentales que están por encima de las pequeñeces que nos agobian a diario, lo cual ya es un logro. 

Uno de los defectos es, precisamente, la relación que mantienen Cooper y su hija, ya mayor, interpretada por Jessica Chastain. La pequeña Murph nunca llegó a perdonar a su padre que la abandonara a ella y a su familia por ir al espacio a salvar a la humanidad. Es algo natural y lógico en una niña de 10 años. Sin embargo, ese resentimiento dura hasta bien entrada la madurez de Murph, algo que es difícil de creer, sobre todo porque la joven es superdotada y ha empezado a trabajar a las órdenes del Dr. Brand (Michael Caine) en Lazarus, el programa que ha puesto en el espacio a su padre.

JESSICA CHASTAIN ES MURPH, LA HIJA DE COOPER

Pero el principal defecto de Interestellar es su acto final. Nolan, en un intento de dar una explicación a todo, se enreda en la telaraña cuántica de los agujeros de gusano, presentando una clímax final ciertamente improbable, muchísimo mas que cualquiera de las otras teorías científicas mostradas a lo largo de la cinta. Como si de una Alicia a través del espejo se tratara, el personaje de McConaughey salva el día (y a la propia humanidad) con un monumental deus ex machina que casa poco con lo aparentemente rigurosos planteamientos anteriores. ¿Se convierte en ese momento Interstellar en un film mas cercano a la fantasía que a la ciencia ficción? Sin duda, pero ello no hace que la película naufrague, sobre todo porque el interruptor de la suspensión de la incredulidad del espectador hacía un par de horas que estaba desconectado... y con mucho gusto, todo sea dicho.


Hay que destacar los inevitables homenajes y guiños con los que Nolan ha querido salpicar su película, como la partitura de Hans Zimmer, con esas notas de órgano que traen a la memoria el "Así Habló Zarathustra" de Strauss, tan presente en la magistral 2001, Una Odisea del Espacio. El vals que bailan la cápsula y la nave matriz de la misión cuando se van a acoplar es otro de los guiños/homenajes al film de Kubrick. Incluso, Nolan parece homenajearse a si mismo, con esa gigantesca estación espacial cuyo interior tanto recuerda a los edificios doblados sobre si mismos de su película Inception.

En definitiva, Interstellar puede no ser la obra maestra que Nolan ha pretendido que sea, y probablemente no alcanzará un nivel de taquilla comparable a otros blockbusters de similar presupuesto (se habla de que ha costado unos 165 millones de dólares), pero es, a muchos niveles, un film muy satisfactorio, sobre todo para aquellos que busquen algo mas que la diversión de consumo rápido. El realizador británico logra emocionar e impactar, mas que con la belleza de los parajes alienígenas, con las implicaciones de la aventura espacial y cuales serán, si es que llegamos algún día a abandonar nuestro sistema solar, los sacrificios que tengamos que hacer para alcanzar las estrellas.

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