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ONCE UPON A TIME, EPISODIO PILOTO: LA CRÍTICA

Parece que la moda de los cuentos clásicos se impone tanto en las series como en el cine. Películas como Mirror, Mirror, Blancanieves y el Cazador, series como Grimm o esta que nos ocupa, utilizan los cuentos de siempre como excusa argumental dándoles una vuelta de tuerca, adaptándolos a los nuevos tiempos. Once Upon a Time, de la cadena americana
ABC, nos relata cómo la malvada reina del cuento de Blancanieves lanza un poderoso hechizo contra los habitantes del reino encantado, borrándoles la memoria y trasladándolos a nuestra realidad, mucho más penosa y oscura que la de los cuentos. 

El piloto tiene un comienzo impactante, con la escena final del cuento de Blancanieves, con el príncipe dándole el beso que la despertará de su sueño eterno. Se nota que la ABC ha apostado fuerte por esta serie por el dinero invertido, tanto en los efectos especiales, ambientación de época, decorados y vestuario, al menos en este episodio piloto, donde la productora tiene que esmerarse más para tener la aprobación de la cadena. El capítulo entremezcla escenas del mundo de los cuentos con nuestra realidad de una manera ágil y bien enlazada, pasando los 45 minutos del episodio con bastante rapidez.

ROBERT CARLYLE ES RUMPELSTINK EN LOS CUENTOS Y EL SR, GOLD EN LA REALIDAD

Comparada con series como Grimm, Once Upon a Time cumple mejor el objetivo de entretener usando los elementos de los cuentos clásicos como armazón para narrarnos una historia completamente  nueva. Si en Grimm sólo se toman algunos elementos de los cuentos de los famosos hermanos para integrarlos en un procedimental de lo más corriente, Once Upon a Time utiliza el cuento de Blancanieves en sí para hilvanar la trama de la serie. Eso hace que esta serie sea más original que la de la NBC, contándonos una historia que es un cuento en sí, pero en nuestra propia realidad.

A pesar de algunos puntos flacos en el guión, como la inexplicable entrega en adopción del niño protagonista por parte de su madre, huérfana, adoptada y vuelta a abandonar por sus padres adoptivos, la historia se desenvuelve bien, captando la atención sobre cómo se va a resolver el mcguffin de la serie, es decir, cómo romper el hechizo que recae sobre los seres fantásticos atrapados en nuestra gris realidad. Este mcguffin, sin embargo, se puede convertir en el principal reto de la serie, y me explico. La protagonista, Emma Swan (Jennifer Morrison), debe tratar de romper el hechizo que tiene atrapados a los personajes del reino de los cuentos en nuestro mundo con la ayuda de la única persona del pueblo que recuerda lo que ha ocurrido, el pequeño Henry (Jared Gilmore). Cuando desaparezca el hechizo, ¿terminará la serie? ¿Para cuántos episodios da una historia así? Once Upon a Time sería la candidata perfecta para el ranking de series que sólo merecen una temporada, no por su calidad, sino por lo poco que da de sí lo que nos quieren contar.

EMMA SWAN (JENNIFER MORRISON) TENDRA QUE ROMPER EL HECHIZO

Otro de los problemas de esta serie es que no conecta en absoluto con un sector muy amplio de público potencial. Once Upon a Time es una serie basada en los cuentos clásicos de toda la vida, los cuales se basaban en unos valores tradicionales, muchos bastante trasnochados. El no conectar con esa temática va a hacer que mucha gente deje de ver la serie tras este primer episodio, porque no empatizan con los arquetípicos personajes de los cuentos de hadas. También se echa en falta algunas pinceladas de humor en la historia, pues el capítulo se vuelve demasiado oscuro y dramático en muchos momentos.

De todas formas, la serie merece la pena verla, al menos unos cuantos episodios más, para ver cómo se va desenredando poco a poco el hechizo que tiene atrapados a las criaturas de los cuentos en nuestro mundo. No soy muy aficionado a los cuentos fantásticos, tan solo a aquellos que se desvían de la manera tradicional de narración o de lo que siempre nos han contado, y aunque esta serie no nos presente nada demasiado novedoso u original (no es precisamente la adaptación de Fábulas, de los cómics de Vértigo), la manera de plantearnos la historia hace que  se mantenga el interés y te queden ganas de ver más.


En definitiva, una serie familiar, pero que por su manera de contarnos algo mil veces contado de manera ágil y original (si exceptuamos la película Encantada) hace que pasemos un buen rato y nos deje con ganas de saber qué pasará en el siguiente episodio.

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