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Crítica de Kidding, Episodio 1X01, el Regreso de Jim Carrey a Televisión

El actor Jim Carrey es uno por el que tengo especial debilidad desde que surgió en los años 80 siendo yo apenas un adolescente. He seguido también ligeramente su vida personal, pero ni mucho menos lo he juzgado con la dureza de los críticos que nunca supieron entender su arte. Sencillamente, es un hombre que descubrió que el éxito y las buenas críticas no se tradujeron en su felicidad personal y, por tanto, se dedicó a otros menesteres. 

Kidding

La visión del  documental Jim y Andy (2017), sobre cómo Carrey pareció ser poseído por el espíritu del humorista al que interpretaba, Andy Kauffman, me dejó algo desconcertado, pero confirmó en las narraciones del actor, realizadas 20 años después de la película Man On The Moon (1999), que alcanzar su sueño de ser el actor más famoso de Hollywood no le aportó la paz que buscaba. Por tanto, la noticia de que Carrey había accedido a protagonizar una serie creada por el director de ¡Olvídate de Mí! (2004), Michael Gondry, me dio a entender que sería un proyecto realizado por placer y no por ninguna otra necesidad, lo cual, en principio, es bueno. Visto este primer capítulo del canal Showtime y disponible en España en Movistar, ¿qué podemos decir?

La verdad, no recuerdo ninguna serie que se me haya desinflado de una manera tan rápida en tan solo un episodio de media hora. El comienzo es bueno, y los dialogos. El doblaje no, así que tuve que verla subtitulada en castellano. Por cierto, éste también pésimo, ya que la palabra autobusero no existe, al menos en España. Una vergüenza que en Movistar tengan tantos millones para dilapidar en el fútbol y no para ofrecer subtítulos en inglés o, al menos, en un castellano en condiciones. 

No recuerdo ninguna serie que se me haya desinflado de una manera tan rápida en tan solo un episodio de media hora


Conocemos a Jeff (Carrey), Mr Pickles para los niños, un famoso actor para niños que presenta un libro en el programa nocturno de Conan O'Brien. Vamos conociendo poco a poco la vida de Jeff, que se debate entre las exigencias de la industria multimillonaria que su anquilosado papel genera y la necesidad de expresar lo que le consume: la muerte absurda de uno de sus dos hijos de 13 años en un accidente. 

La parte en la que el actor suplica a su superior, Sebastian (Frank Langella), su necesidad de contar a los niños lo que es la muerte para dar un compresible sentido a la más terrible de las pérdidas, y éste le rechaza, es muy emocionante, el resto no acaba de cuadrar.

UNA BURDA BROMA QUE NO HACE MÁS QUE EMPEORAR A MITAD DEL CAPÍTULO

Desde la primera escena vemos referencias sexuales de lo más burdas, que en nada respetan un tema tan serio como el que sufre el protagonista. Nos encontramos algunas más en la vida de una compañera de trabajo de Jeff, y en las referencias poco creíbles de un hijo a su padre que va a visitarlo. Si bien esperaba que estaría ante una obra original, cuál es mi sorpresa cuando me encuentro que Jeff bebe los vientos por su desagradable ex-esposa, un tópico más propio de telecomedias facilonas que de una obra que aspira a ser algo original.

Me resulta bochornoso que dicha esposa, Jill (Judy Greer) no parezca haber perdido hijo alguno, ya que dedicarse a su novio y catas de vino les garantizo que no es precisamente la reacción más común. Es posible que más adelante expliquen por qué ella reacciona así, pero en principio parece que la serie no está bien planteada. Ocurre lo mismo en los detalles que no cuadran. Si Jeff es tan importante y genera tanto dinero, ¿por qué vive como alguien de clase media norteamericana? Además, si puede editar sus propios libros y es tan famoso, ¿por qué no renuncia a su papel y se lanza a lo que desea hacer por cualquier otro medio? ¿No sabe ya tras tantos años lo que puede esperar de su jefe y lo que no?

EL HIJO SUPERVIVIENTE DE JEFF, WILL, ES EL TÍPICO PREADOLESCENTE INSOPORTABLE 

Tampoco cuando amplían los personajes con Deirdree, su compañera, y su familia, aportan demasiado, a pesar de que ésta pille a su marido en un momento raro. Que la hija de ésta, Maddy, no se coma los brócolis es comprensible, ya que parece que se los dieran crudos. ¿A qué viene insistir tanto en esto si no tiene la menor gracia o interés? 

Una buena idea que no termina de estar bien desarrollada. No está compactado, no acaban de funcionar los personajes y el propio personaje de Carrey es demasiado raro. Tan raro como que hoy día los niños estén pendientes de alguien como él.

Cuál es mi sorpresa cuando me encuentro que Jeff bebe los vientos por su desagradable ex-esposa, un tópico más propio de telecomedias facilonas


Vi en su momento ¡Olvídate de Mí! y, aunque debería verla otra vez para poder juzgarla ya que no la recuerdo bien, sí que tengo en mi memoria a la hermana de una amiga que decidió irse antes del final. Este episodio confieso haberlo visto completo, pero sólo para comprobar que la última escena no ha hecho más que confirmar los peores temores. Esto no tiene mucho sentido. 


Una pena, ya que de verdad hubiera deseado que Carrey, cuya actuación no deja de ser algo estereotipada, supongo que por exigencias de arriba, se hubiera embarcado en un proyecto arriesgado de verdad dado lo privilegiado de su posición. Difícilmente esta serie lo será. 

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