Criticar una película como el remake de RoboCop no es fácil, al menos para alguien a quien la película de Paul Verhoeven tanto le impactó en su juventud, como es mi caso. Alejarse de comparaciones (casi inevitables) con el original es una tarea complicada, sobre todo porque el director de esta nueva versión, José Padilha, y el guionista, Joshua Zetumer, han intentado ser lo mas fieles posibles al original de Verhoeven, o al menos eso han intentado. Hecha esta aclaración, la de que voy a intentar no comparar esta película con el original de 1987, pasaré a exponer mis impresiones sobre este remake que, aunque no es del todo fallido, si que arrastra algunas deficiencias que hay que señalar.
Año 2028. El conglomerado de empresas tecnológicas OmniCorp ha creado toda una serie de robots de vigilancia y combate que patrullan los enclaves mas conflictivos de todo el mundo... excepto en los Estados Unidos. Una ley impide que estos ingenios puedan operar dentro de los USA, lo que causa a OmniCorp cientos de miles de millones de dólares en pérdidas cada año. La solución viene por derogar esa ley, algo que solo se producirá cuando la percepción de la opinión pública americana sobre las máquinas policía cambie. Raymond Sellars (Michael Keaton), dueño de OmniCorp cree tener la solución: ¿por qué no meter a un hombre dentro de la máquina?
MURPHY (JOEL KINNAMAN) Y SU ESPOSA CLARA (ABBIE CORNISH) |
Este es el punto de partida de la película, un film que arranca pintando un panorama mundial en el que los Estados Unidos se han convertido en una especie de imperio global que controla con sus tropas dron cada rincón del globo. Padilha introduce aquí la figura del presentador estrella, Pat Novak (Samuel L. Jackson) manipulador de la opinión pública, al igual que Verhoeven hizo con los anuncios tanto en el RoboCop original como en Starship Troopers. La película tiene un inicio interesante, incluso cargado de cierta crítica tanto a la política norteamericana intervencionista en terceros países como a la manipulación de la opinión pública por parte de ciertos medios.
Tras esta presentación, la trama se convierte en policíaca, narrando como el detective Alex Murphy (Joel Kinnaman) y su compañero Jack Lewis (Michael K. Williams) se enfrentan en solitario a una trama de polis corruptos y traficantes de armas. Tras el brutal atentado sufrido por Murphy, este se convertirá en el candidato perfecto para el proyecto RoboCop de OmniCorp, un robot medio humano con el que la ciudadanía pueda conectar. A partir de aquí, la película navega entre la acción y el dilema moral que supone obligar a alguien en el estado de Murphy a vivir dependiendo de una máquina, así como los problemas que eso supone para su familia.
NOVAK (SAMUEL L. JACKSON), TODO UN MANIPULADOR DE LA OPINIÓN PÚBLICA |
Lo que a priori podría parecer una mezcla interesante de tramas y subtramas, se convierte en una película que adolece de algunas deficiencias importantes. En primer lugar, el guión presenta ciertas lagunas difícilmente explicables, como toda la historia de los policías corruptos. Puedo llegar a creer que haya un par de policías corruptos pasando armas a unos traficantes pero, ¿como explican quien está detrás de todo esto? Sencillamente, Padilha pasa de puntillas sobre esta cuestión, dejando al espectador sin saber muy bien quien demonios estaba sacando tajada con este negocio. ¿Alguna escena eliminada del montaje final? El guionista busca despistar al espectador no conectando a los traficantes con la empresa OmniCorp, como si sucedía en el film de Verhoeven, pero lo que hace en realidad es vaciar de interés esta trama. Es uno de los peligros de querer copiar a medias un clásico, que empiezan a verse las costuras por todos lados.
EL TRAJE DEL PRINCIPIO DEL FILM, SIMILAR AL ORIGINAL DE 1987 |
Sellars, el dueño de OmniCorp, busca obviamente el beneficio propio, pero su figura de malo de la película queda bastante desdibujada. Tan solo al final vemos realmente como el guionista intenta que el personaje de Keaton cometa un acto de verdadera maldad (por cierto, en una escena bastante mal resuelta, de poco impacto y peor rodada), mientras que en el resto de metraje simplemente lo que hace es buscar beneficios para su empresa. Sus empleados mas próximos solo están ahí para acompañarle en los planos, nada mas, no aportan nada.
Padilha y Zetumer han intentado ahondar en la relación de Murphy con su familia, tras convertirse en RoboCop. Sin embargo, todo lo que vemos en pantalla se me antoja muy forzado, poco real, sobre todo porque el actor protagonista, Kinnaman, no es un prodigio de la interpretación. Para encarnar a un robot no es que haga falta muchas dotes interpretativas, pero la falta de carisma de este chico lastra bastante las escenas mas intimistas que, a mi, me sobran casi todas.
ROBOCOP Y SU CREADOR, EL DR. NORTON (GARY OLDMAN) |
Las mejores interpretaciones de la película se las debemos a Gary Oldman, en el papel del científico Dennett Norton, creador de la tecnología RoboCop, y a Samuel L. Jackson, en su papel de presentador sensacionalista. Abbie Cornish está correcta en su papel de doliente esposa de Murphy, mientras que actores como Michael K. Williams (Boardwalk Empire), el agente Lewis (aquí un hombre, y de color), se ven algo desaprovechados, no aportando prácticamente nada a la historia.
Eso si, los efectos especiales están a la altura de lo que esperábamos, con buenas escenas de acción en las que, a veces, Padilha abusa demasiado de la visión subjetiva, convirtiendo la película por momentos en un videojuego. No demasiado violenta, la cinta intenta alejarse de escenas escabrosas y sangrientas, siendo la escena mas impactante aquella en la que el Dr. Norton muestra a Murphy lo que queda de su cuerpo bajo el traje de RoboCop. Un traje que, por cierto, comienza siendo como el vestido por Peter Weller en la película original, para teñirse de negro en el resto del metraje, otro intento mas de no parecerse demasiado al film de Verhoeven.
En conclusión, aunque RoboCop 2014 intenta alejarse del original de Verhoven, sigue pegada a ella, calcando muchas escenas de aquella, pero descargándolas de la carga de violencia y gore que tan bien sabía manejar el realizador holandés. Aun así, la copia, sin ser una mala película, está desprovista de la carga de sátira social y mala uva del filme original, explotando otras vertientes de la historia como una relación familiar con la que Padilha no ha sabido hacernos conectar, precisamente el motivo por el que seguramente fuera elegido como director de esta versión, a la vista de su solvente trabajo en Tropa de Élite 1 y 2. Tampoco hemos terminado por creernos demasiado a los villanos de la película, los cuales parecen haber sido puestos ahí porque estaban en el film original pero a los que no se los ha sabido conectar adecuadamente ni dotarlos de motivaciones sólidas y creíbles. Un buen film de acción futurista, de buena factura, pero lastrado por su intentos tanto de alejarse como de copiar al original.
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