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COWBOYS & ALIENS: LA CRÍTICA

Cowboys & Aliens, de John Favreau, sin ser una mala película, tampoco es para recomendarla a nadie en particular. Y digo en particular porque es un film que no han sabido orientar hacia ningún tipo de público en concreto. Tanto los aficionados al western que acudan a verla atraídos por la ambientación (pocos, creo) como los amantes de la ciencia ficción (algunos más) se
verán defraudados casi por igual. La película de Favreau es una mezcla de géneros tan bizarra y contra natura que no contentará ni a los puristas de la ciencia ficción, ni a los aficionados al cine del Oeste ni, por supuesto, al público en general que sólo vaya en busca de un poco de acción palomitera, como dirían los compañeros de cierto blog de cine.

La cinta, tras una primera parte plomiza y oscura, donde la acción brilla por su ausencia, consigue despegar levemente ofreciendo algo de acción, pero convencional y sin alma. Porque es así como mejor podemos definir la película de Favreau: un film sin alma.

CRAIG, TAN AJENO AL OESTE COMO SU PULSERA

¿Tiene la culpa el director? No lo creo. La realización, sin ser nada del otro mundo, cumple, nada más. Sin embargo es el guión lo que hace aguas por todas partes. No conozco los cómics en los que se basa la historia así que no puedo juzgar si son buenos o infumables, pero no creo que eso influya en el resultado final que acabo de ver en el cine. El multitudinario equipo de guionistas, entre los que se encuentran Roberto Orci y Alex Kurtzman (Fringe), Damon Lindelof (Perdidos), Mark Fergus (Iron Man I) y Hawk Ostby (Hijos de los Hombres) han creado una especie de batiburrillo donde todo cabe. Parece como si toda la pandilla de productores que han impulsado la película (Spielberg, Favreau, Ron Howard, Brian Grazer, Lindelof, Orci...) se hubieran reunido y hubieran dicho: "Queremos hacer una película diferente para aglutinar el disperso público friki y al menos friki, a ver qué se os ocurre". Y así, esta patulea de "geeks" cinematográficos a los que debemos, dicho sea de paso, grandes películas y series, han perpetrado esta suerte de mezcolanza de géneros que dista mucho de contentar a nadie.

El protagonista de la película, el amnésico Jake Lonergan interpretado por Daniel Craig, dista mucho de ser creíble. Craig parece en todo momento no saber muy bien qué hace en esta película y, por tanto, aplica las mismas recetas interpretativas que cuando encarna a James Bond. No puede decirse lo mismo de Harrison Ford, un tipo con muchas más tablas que Craig y que sabe aprovechar cada plano que le es concedido por la cámara. No es para nada un acierto la elección de Olivia Wilde (Tron: Legacy) como acompañante de los vaqueros. La actriz pega en la película lo que a un Cristo dos pistolas, con un rostro de supermodelo inmaculado y casi sobrenatural fuera de contexto en aquel sucio y polvoriento Oeste. Para más inri, la naturaleza y motivaciones de su personaje quedan casi sin explicar, no queriendo incidir más en ello para no hacer ningún spoiler. El resto de secundarios cumple su función, con un Keith Carradine (Deadwood) haciendo una vez más de Wild Bill Hickock, Sam Rockwell (Iron Man II) y un siempre espléndido Clancy Brown (Carnivale).

FORD SI PARECE CÓMODO EN EL FILM

Tras un primer tramo del film en el que los alienígenas brillan por su ausencia, aparecen por todos lados. El motivo de que estén en un pueblo cercano a la frontera mexicana en 1873 es un misterio que no quiero desvelar. La apariencia de los fulanos intergalácticos es un cruce entre Killer Croc y los aliens de Falling Skies, tanto que a veces parece que los van a llamar "deslizantes". El guión no acierta a explicar por qué y para qué buscan lo que buscan en aquellos parajes de Arizona, simplemente lo dejan caer para que hagamos nuestras conjeturas. Otra prueba más que estamos ante un film que ni es ciencia ficción ni western, tan solo un espectáculo más de acción al que estamos más que acostumbrados.

Cowboys & Aliens no irrita, pero no genera pasión, ni sentimiento. Es una película vacía que casi enseguida cae en el olvido y, obviamente, no aguanta un segundo visionado. Favreau ha caído en la misma trampa que Iron Man II, creando un producto deslavazado y sin consistencia. Es una pena, pues da la impresión que el concepto hubiera dado para mucho más.

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