STAR WARS EDICIÓN BLU-RAY: CRÓNICA DE UNA SAGA ALTERADA

La enésima versión de la inmortal saga galáctica de George Lucas está provocando que se viertan ríos y ríos de tinta o mejor dicho, de megabytes. Como no, los aficionados entre los que me cuento, han puesto el grito en el cielo ante las "revisiones" que George Lucas ha hecho de su saga Star Wars, desde el Episodio I hasta El Retorno del Jedi. Pero si el mismo Lucas ya expresó
claramente en 1988 su frontal oposición a todo cambio o retoque a cualquier obra, ya sea fílmica, literaria o artística en general ¿por qué ha ido sucesivamente cambiando sus películas a cada nueva edición que ha lanzado? Veamos algunos extractos de su discurso de 1988:

"No hablo como director o escritor, sino como un ciudadano de una gran sociedad que tiene la necesidad de un anclaje moral que ayude a definir su patrimonio intelectual y cultural. Porque no está siendo protegido. (...)

La ley estadounidense no protege a los artistas y creadores de tener la obra de su vida alterada y su reputación distorsionada. Si no se hace algo para establecer los derechos morales de los creadores, las tecnologías actuales y futuras podrán alterar, mutilar y destruir para futuras generaciones todas las obras que dichos individuos de esta sociedad han creado. (...)

Las obras de arte estadounidenses pertenecen a la opinión pública americana, son parte de nuestra historia cultural.

La gente que altera o destruye las obras de arte y nuestra herencia cultural con fines de lucro o como un ejercicio de poder son bárbaros (...)

Hoy en día, ingenieros con sus computadoras pueden agregar color a películas en blanco y negro, cambiar la banda sonora, acelerar el ritmo y añadir o quitar material según los gustos filosóficos del propietario de los derechos de autor. En el futuro, tecnologías más avanzadas serán capaces de reemplazar a los viejos actores con caras más "frescas" o alterar el diálogo y modificar el movimiento de los labios para que coincidan. (...)"

El discurso continúa con la misma tónica. Parece que este hombre ha cambiado radicalmente de actitud desde entonces pues está haciendo con su obra, pues no olvidemos que es propietario de Star Wars, lo que le está viniendo en gana. Pero no está aplicando lo que ya predicó en los 80´s, sino que pasando por encima de la herencia cultural, no ya americana, sino de la humanidad entera, ha alterado, mutilado y empobrecido una de las más icónicas sagas cinematográficas de todos los tiempos.

MUCHO PROTESTAR Y AL FINAL LA COMPRAREMOS

Para muestra un botón. Una de los cambios más cuestionados en la nueva edición en blu-ray de Star Wars ha sido la inclusión en el clímax final de El Retorno del Jedi de una línea de diálogo para un personaje que originariamente no decía ni mu, pues aun con su grotesca máscara tapándole el rostro fue capaz de emocionar a más personas con su silencio que muchos actores dramáticos en toda su carrera. Pero veamos a qué me refiero.

Aunque el vídeo supuestamente no es el incluido en la edición blu-ray, periódicos como el The New York Times lo han utilizado para ilustrar sus noticias. Otro vídeo no oficial pero que refleja lo que finalmente veremos los sufridos seguidores de la saga es uno donde Obi Wan Kenobi asusta a los Moradores de las Arenas con un ridículo grito.

Pero no todas las alteraciones son innecesarias. Algunas incluso añaden valor al film pues corrigen un fallo o un efecto especial poco conseguido. En el caso de la nueva trilogía de Star Wars, la inclusión de un Yoda generado por CGI arregla una escena arruinada por la bizarra marioneta utilizada. En La Amenaza Fantasma puede entenderse y queda bien, pues es una película relativamente reciente con muchos efectos CGI, donde uno más pasa inadvertido. Esto mismo, sin embargo, no debería hacerse con la trilogía clásica pues los efectos por ordenador empleados inadecuadamente y de manera abusiva están completamente fuera de lugar. Otro ejemplo de ello es el parpadeo de los ewoks en el Episodio VI, añadido sin necesidad alguna y que más que mejorar la escena, lo que hacen es enojar al atónito aficionado.

En el siguiente clip Lucas ha hecho concesiones a lo políticamente correcto. En el metraje original, Han Solo, tras una breve conversación con el cazarrecompensas Greedo le dispara bajo la mesa. En la nueva edición en blu-ray del Episodio IV, es Greedo el que dispara primero. ¿Por qué? ¿Hace eso más héroe a Han Solo? ¿Acaso Lucas ha obviado que es ese espíritu canalla y ambiguo del personaje interpretado por Harrison Ford el que le imprime tanto carisma e interés durante toda la Trilogía?

Otro de los retoques que Lucas ha perpetrado con sus películas es el ridículo aumento de tamaño de la puerta del palacio de Jabba El Hutt en El Retorno del Jedi. ¡No queda bien! Es incongruente con el tamaño mismo de la edificación.

El siguiente vídeo es un making-off del Episodio VI sobre la batalla final contra la Estrella de la Muerte. Pues bien, para el que tenga la memoria fresca y ganas de contar, se han añadido más cazas TIE. Esta manipulación es disculpable pues apenas se nota, aún así se la podría haber ahorrado pues la batalla espacial es una de las más impresionantes de la historia del cine y ya estaba bien como estaba.

Antes de que saltaran a la red estas alteraciones de la saga original, uno de los responsables de Skywalker Sound, ante la pregunta de qué le parecían éste respondió que podían considerarse una especie de juego para los aficionados, como "huevos de pascua" escondidos a ver quien los encontraba. Matthew Wood continúa diciendo que incluso han incluido o eliminado pequeños trozos de diálogo sin importancia. Si no tenían importancia ¿para qué los tocan? En fin, la falta de criterio de George Lucas sobre sus propias creaciones es acojonante.

No se por qué tanto despotricar si al final iremos como borregos a comprarnos los blu-rays. Puede ser que al final no haya tantos cambios o los que haya no se noten mucho. Lo que sí es seguro es que un creador como Lucas que tan carismáticos personajes ha aportado a la historia del cine debería ser más respetuoso con su propia obra y no intentar vendernos lo mismo una y otra vez, pero cada vez más irreconocible.