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Years and Years, de HBO. Crítica del Episodio 1x01

Con una semana de diferencia respecto al estreno en la BBC ONE, llega a HBO el primer episodio de Years and Years, una serie creada y dirigida por Russell T. Davies (Doctor Who, Queer as Folk). La serie nos cuenta las vivencias de una familia desestructurada de Manchester, los Lyons, formada por cuatro hermanos ya adultos y la abuela. La recordada madre falleció y el padre no parece tener contacto con sus hijos. A través de ellos, vemos una interpretación de lo que los hechos políticos actuales pueden acabar derivando. De fondo, tenemos a Vivienne Rock (Emma Thompson), una política que comienza siendo la friki discordante para poco a poco ir tomando relevancia. ¿Qué podemos decir de este primer episodio de casi una hora de duración?



Sin negar a la serie las virtudes que probablemente posee, la sensación que me ha quedado es que Years and Years no acaba de mezclar bien los géneros que pretende ligar. Por un lado, Russell advierte de los peligros de los tiempos convulsos que vivimos, tanto por los peligros de la invasión de la tecnología en nuestras vidas, como por los acontecimientos políticos y sus consecuencias. La familia Lyons pretende ser el catalizador a través del cual una familia media británica vive esos hechos. Sin embargo, no logran ser creíbles. Por un lado, tenemos a Stephen, casado con Celeste y padres de dos hijas adolescentes. Inspirado sin duda en Black Mirror y su visión distópica de los avances informáticos, su familia sufre a través de una de sus hijas el daño que el futuro inminente puede traer a los más jóvenes. 

Luego tenemos a Daniel, que trabaja en el ayuntamiento dando alojamiento a los refugiados, y que vive con su novio. Las hermana mayor es Edith Lyon, la hija pródiga que va por el mundo buscando calamidades y escribiendo sobre ellas, lo que le da cierta fama. En cambio, está despegada de lo que ocurre en su propia familia. Por último, tenemos a Rosie, afectada por espina bífida y madre soltera de dos hijos, que no por ello renuncia a los hombres.

EMMA THOMPSON ES SIN DUDA LO MEJOR DE LA SERIE

La elección de las características de la familia es tan políticamente correcta que no se ve natural: tenemos homosexualidad, parejas de razas distintas e hijos acordes, minusvalía, madres solteras... Todo un canto a lo que mandan últimamente los cánones de lo políticamente correcto, pero alejado de lo que encuentras en una familia media real. Tienen de todo como en botica. Sin embargo, entre tanta diversidad, ninguno tiene un trabajo de mierda o problemas económicos, algo bastante más abundante que todo lo anterior. 

Los Lyons parecen hablar entre ellos como comentaristas televisivos sobre temas como las fake news o los peligros de la invasión tecnológica. También se censuran entre ellos al hablar como si emitieran en directo, lo cual no es muy plausible. En conjunto, resultan algo fríos e histéricos, fallando en el objetivo de engancharnos para preocuparnos por saber qué pasa con ellos. Los hijos de estos son retratados apenas como unos zombies delante de distintas pantallas. Los problemas reales y mundanos de una familia, como la inseguridad laboral, el estrés, o la falta de tiempo para estar con los tuyos no se muestran. Se van a discursos desacertados sobre qué bien estábamos antes de 2008, como si antes todo fuera paz y tranquilidad, un mensaje bastante ignorante. Si no te gusta Alexa, puedes hacer como yo, no comprarla. Culpar a la sociedad en exceso de decisiones que al fin y al cabo son tuyas me parece un mensaje muy victimista y determinante. Salvaría a la abuela Muriel de la quema familiar, el personaje más acertado y divertido.

UNA FAMILIA CON CURIOSAS PRIORIDADES EN MOMENTOS EXTREMOS

La otra vertiente de la serie, la que nos muestra las noticias políticas, es para mi la más exitosa. La sutil presencia de Vivienne es asimilable a casos muy recientes de ascensos políticos fulgurantes imprevisibles, y Emma Thompson está fantástica, como siempre. Resulta divertido que, en vez de imaginar un presidente norteamericano ficticio que tomara decisiones catastróficas, les bastara el actual. Se ve que no se puede mejorar para dicho papel al señor Donald Trump. No evita el señor Russell mostrarnos a su familia real en este futuro inminente, que nos retrata en un guiño algo cruel.

La política va convulsionando en un escenario que perfectamente puede tener su base en nuestra actualidad. Esa asimilación es la que consigue impactarnos de verdad, con un final que va in crescendo, bien contado y con mucha tensión, donde los Lyon dan rienda suelta a la histeria y a las decisiones disparatadas y fuera de lugar.

Mejor nos habría ido si la serie se hubiera centrado en Vivienne y en cómo va ascendiendo, en vez de mostrar esta familia de una manera tan fallida. Dado que son sólo seis episodios, al estilo británico, queda la esperanza de que el protagonismo que vaya ganando Vivienne en la serie haga que esta suba de interés, porque, a pesar de que Years and Years no me parece tan buena como se está diciendo, se merece que veamos su segundo capítulo. ¿Acaso eso no es un valor a tener en cuenta en estos tiempos?

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