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MR. ROBOT, EPISODIO 1X01. LA CRITICA

No se puede decir que haya demasiadas series que de verdad se atrevan a posicionarse frente a temas sociales y políticos mas o menos controvertidos. En ocasiones nos encontramos con series que parten de una premisa supuestamente avanzada y progresista pero, pasados varios episodios (a veces el intento se queda en el piloto), nos damos cuenta que ese mensaje supuestamente subversivo y antisistema (entendiendo antisistema como el intento de cambiar a mejor el actual e injusto sistema económico, claro está) se ha ido por el desagüe en favor de ideas y posturas decididamente ultraliberales, cuando no abiertamente reaccionarias. Esperemos que Mr. Robot, de la cadena USA Network, no se convierta en una de esas series en las que los protagonistas se ven finalmente criminalizados por actuaciones y comportamientos con los que solo intentan paliar las desigualdades sociales frente al poder de gobiernos y grandes corporaciones.


Mr. Robot, cuyo piloto se presentó el pasado 27 de mayo (la serie se estrena el 24 de junio), se centra en Elliot (Rami Malek), empleado en una importante empresa de seguridad informática, y hábil hacker en sus ratos libres. Sin embargo, las habilidades de Elliot como hacker no persiguen el dinero o el poder, ni siquiera las ansias de narcisismo que muchos de estos individuos presentan. Elliot es una especie de "vigilante", alguien que emplea sus habilidades en rastrear comportamientos indebidos o delictivos en personas de su entorno. De hecho, el capítulo comienza con una escena en la que el protagonista expone ante su "víctima", un pedófilo oculto tras la amable fachada del propietario de una cafetería, como ha sido capaz de desmantelar su repugnante web y enviar la información a la policía. 

Las actividades de Elliot no pasan desapercibidas, y pronto entra en contacto con el Mr. Robot (Christian Slater), una activista informático que ha logrado formar una célula de colaboradores con los que piensa echar abajo el sistema mundial de préstamos, una especie de puesta a cero del contador para miles de millones de personas endeudadas de todo el mundo. En realidad, y aunque la serie toma el nombre del personaje de Slater, este aparece en contadas escenas, siendo realmente Elliot el verdadero protagonista y su debatirse entre denunciar a aquel o unirse a su causa.

MR. ROBOT (SLATER) RECLUTA PARA SU CAUSA A ELLIOT (RAMI MALEK)

La voz en off del protagonista se superpone en muchas de las escenas, describiendo como reacciona ante las situaciones a las que se enfrenta, como esas inevitables sesiones con su psiquiatra (todo un cliché, ya lo se, pero en esta ocasión la psicoterapeuta y su vida amorosa se convierte en objetivo del hacker), o como se enfrenta a las disyuntivas que le plantea el tecno-anarquista Mr. Robot.

El tono y el aspecto visual de la serie recuerda poderosamente a algunas series británicas, aunque estamos hablando de un show de la cadena USA Network ambientado en Nueva York. A ello ayuda la fotografía de tonos apagados, los cielos casi siempre cubiertos, y cierto feismo en la elección de los actores protagonistas, huyendo de los típicos estereotipos que inundan las series americanas (un ejemplo es el aspecto de Rami Malek, lejos del típico guaperas, algo que se agradece).

Pero lo mas resaltable de Mr. Robot es ese aroma antisistema que capta la atención del espectador mas cabreado, lo que hace que mantengamos nuestra atención los 50 minutos que dura el capítulo en las actividades del protagonista. Lejos de aburrir, este piloto nos mantiene pegados al televisor hasta el último minuto, pendientes de hasta donde podrá llegar Elliot (o hasta donde le dejarán llegar, mejor dicho) con sus actividades contra los grandes conglomerados empresariales (muy bueno el sobrenombre de Evil Corp que recibe la omnipresente empresa sobre la que gira la trama), el verdadero poder no tan en la sombra. Y lo mejor es que la serie elude entrar en complicadas y aburridas verborreas tecnológicas, un error en el que habría sido fácil caer tratándose de una serie sobre hackers informáticos.


En resumen, un piloto bastante interesante, que esperemos no se quede ahí con unas propuestas atrevidas que no estamos demasiado acostumbrados a ver, al menos en una serie norteamericana. Lamentablemente, estas buenas ideas suelen derivar hacia precisamente lo contrario, es decir, la criminalización de estos idealistas, en este caso un hacker con principios, y el ensalzamiento de lo establecido y lo políticamente correcto. Los tiempos están cambiando en nuestra sociedad, y ya es hora que la ficción televisiva se haga eco de ello.

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