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THE WALKING DEAD, TEMPORADA 2, EPISODIO 11 "JUDGE, JURY, EXECUTIONER". LA CRÍTICA (SPOILERS)

El episodio anterior, "18 Miles Out", nos gustó bastante por varios motivos que ya expusimos en la crítica. Dicho episodio, de hecho, ha sido uno de los mejores de la temporada, a pesar de ciertos giros de guión ciertamente discutibles, algo de lo que ya se han ocupado los estupendos seguidores habituales de este blog. El episodio de hoy, "Judge, Jury, Executioner",
aunque menos movido que el anterior, ha resultado casi tan satisfactorio como aquel, a pesar que solo aparece un zombie (¡pero cómo la lía!) que la interacción entre los protagonistas es mayor y se incide más en las cuestiones morales y éticas que en hacer avanzar la historia.

Tras los sucesos del episodio décimo, Rick (Andrew Lincoln) parece estar más convencido aun que el propio Shane (Jon Bernthal) de eliminar al prisionero de la ecuación, una ecuación en la que la variable Randall (Michael Zegen) podría desembocar en una huida de éste y un posible asalto de su grupo a la granja Hershel. Shane está tranquilo pues está convencido que Rick, ahora afianzándose de nuevo como líder del grupo, no vacilará en sacrificar al muchacho. Pero, ¿es ético ejecutar a un ser humano que aun no ha cometido ningún acto para merecer tal destino? Ese es el leit motiv o, mejor dicho, el mcguffin de este episodio, el poner sobre el tapete la pérdida de la humanidad de un grupo en una situación límite, algo de lo que ya éramos testigos desde el primer episodio de la serie pero que en este punto es algo clamoroso.

"JUEZ, JURADO, EJECUTOR"...UNO DE LOS MEJORES TÍTULOS DE LA TEMPORADA

El episodio es una especie de tour de force de Dale (Jeffrey DeMunn), el Pepito Grillo del show, para atraer a su lado el máximo apoyo posible para que el prisionero no sea ejecutado. Ardua labor, si se tiene en cuenta que entre indecisos, los que están a favor claramente de la ejecución y los que miran para otro lado, Dale no cuenta con apenas apoyo. Dale, un personaje que ha sido elegido por los guionistas como la conciencia y el ancla moral a la que muchas veces se sujeta el grupo de supervivientes, vive en un mundo que se ha desmoronado y donde ya no caben sus ideales sobre derechos civiles y humanidad. Ante ese discurso está el de Shane, Rick y buena parte del grupo, que considera que ninguna de las antiguas normas están, ni deben estar, vigentes. 

A pesar de este debate moral, el episodio se desenvuelve bien, sin caer en fallos argumentales como los que habíamos visto en capítulos anteriores. La solitaria aparición de un zombie a mitad del episodio cobra todo el sentido al final, con un hecho que es uno de los mayores cliffhangers de la temporada...Y ya no digo más. En cuanto a la decisión de no ejecutar a Randall, los guionistas no se han querido arriesgar haciendo que los protagonistas tomen un camino tan escabroso como es el de matar a alguien que todavía no ha hecho daño al grupo pero que hipotéticamente podría ser una amenaza. Una cosa es matar zombies, aunque sean familia o amigos y otra...

¿QUÉ ALEGRÍAS NOS TIENE PREPARADAS ESTE MUCHACHO?

Un episodio intenso, duro, bien contado y en torno a una decisión crucial totalmente plausible en un mundo como el imaginado por Robert Kirkman. El importante papel del hijo de los Grimes, Carl (Chandler Riggs), en el capítulo y su actitud ante las decisiones que cada día deben tomar los adultos que son sus referentes, auguran que el chico tendrá bastante peso específico en los dos episodios que restan a la temporada. Si el nivel de la serie se mantiene así hasta el próximo 18 de marzo, tendremos entre manos un final de temporada no apto para cardíacos y será muy difícil aguantar sin comernos las uñas hasta el próximo mes de octubre.

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