Ediciones El Transbordador ha publicado Cámara Oscura, una de las últimas novelas del valenciano Alfredo Álamo. No estamos ante un escritor novel, sino ante un autor que ya domina con maestría la narrativa fantástica y de terror. Álamo es un escritor versátil. Como expone en la biografía de su página web oficial, ha escrito ensayo, novela, relatos e incluso cómics, muchas de estas creaciones enmarcadas en lo que él denomina "realidad líquida". En este entorno ficticio, lo fantástico se mezcla con nuestra realidad, formando una amalgama de plausibilidad en la que el lector se llega a cuestionar si lo que lee ha llegado a ocurrir realmente.
Esta "realidad líquida" se pone de manifiesto en la novela Cámara Oscura. En un entorno tan relativamente cercano y conocido como la ciudad de Valencia de mediados del XIX se pasean seres sobrenaturales similares al "horla" de Guy de Maupassant y los "vurdalak" de Alekséi Tolstói.
Cámara Oscura: entre Valencia y París
Alfredo Álamo no etiqueta Cámara Oscura como una obra perteneciente a su "realidad líquida", sino al género del terror tradicional, a diferencia de otras obras como After Punk, publicada también por Ediciones El Transbordador. Sin embargo, yo creo que encaja perfectamente en ese subgénero propio que él ha ideado. ¿Hasta qué punto podemos asegurar que hechos similares a los narrados en esta novela no sucedieron en el París de 1840 o en Valencia una década después? El autor entremezcla con maestría hechos históricos con otros ficticios, lo que otros escritores denominan "criptohistoria" o la "Historia oculta".
París, 1840. Un fotógrafo de mala muerte malvive vendiendo un arte que aún está en pañales. Valenciano de nacimiento, Vicens malgasta lo poco que gana con sus daguerrotipos emborrachándose en las tabernas más infectas. Un día recibe un encargo inusual: plasmar en su primitiva cámara fotográfica una ceremonia macabra oficiada por una misteriosa hermandad. Desde ese día, una maldición recae sobre Vicens: cada vez que fotografía a alguien, asiste horrorizado a cómo se pudre y desintegra mientras observa por el objetivo. El fenómeno solo está en su cabeza, pero lo martiriza lo suficiente como para degradar cada vez más su psique y su cuerpo.
La novela se divide en capítulos que alternan el pasado con el presente, París con Valencia y sus alrededores. La novela comienza desde el punto de vista de Vicens, narrando el terrible encargo que recibe de la logia parisina. De ahí, la acción salta a 1852, a Valencia, donde el protagonista ha encontrado un nicho entonces por explotar: fotografiar a los difuntos. La fotografía póstuma era una técnica a la que recurrían, por ejemplo, familias que no podían costear a un pintor retratista. No obstante, como describe Álamo en su novela, hasta la alta sociedad solicitaba este macabro servicio de fotografía.
Otro de los protagonistas de la novela es Francesc, el médico valenciano amigo de Vicens. Francesc juega un importante papel en la novela, y está implicado en algunos de los pasajes más escabrosos, como la particular cacería que ambos amigos emprenden por las aldeas y pueblos de la periferia de Valencia. El parisino Marc, fiel amigo de Vicens, enseguida se torna como su principal antagonista, si bien, como el lector descubrirá, las cosas no son lo que parecen.
Cámara Oscura, una novela de vampiros
Alfredo Álamo ha volcado en Cámara Oscura su conocimiento del folclore valenciano. Su reinterpretación fantástica de la España de mediados del XIX nos trae, por tanto, figuras como el sangriento sacamantecas o las benevolentes metgessas, las curanderas valencianas que tanto ayudaron a los afectados por las epidemias de peste y cólera que asolaron la región durante el siglo XIX. Hubo tantos muertos que incluso surgieron rumores acerca del origen de la epidemia, como el envenenamiento del agua. El autor del libro da su propia explicación a tal desastre, que no es otro que una epidemia vampírica.
En esta novela que nos presenta Ediciones El Transbordador, el autor hace gala de una gran originalidad a la hora de describir los actos de los no muertos. En primer lugar, no se menciona la palabra vampiro, aunque todo indica que los hechos que acontecen revisten la forma de sus actuaciones. Otra novedad es la explicación que da al origen de la maldición, algo que no desvelaré para no reventar la trama. No obstante, la génesis del vampiro es para mí lo más flojo de la novela, no quedando lo suficientemente bien explicada. Como tampoco se entiende bien por qué cierto personaje se convierte en chupasangres.
En definitiva, si eres aficionado al terror y al subgénero vampírico, Cámara Oscura cuenta con los suficientes elementos como para sorprender y entretener incluso a los que creen que ya lo han leído todo de este género. Dividir la acción entre París y Valencia agiliza la trama y sirve a su vez para ubicar la acción en lugares que son cercanos y reconocibles por el lector, lo que hace todo aún más inquietante.
Otro de los puntos fuertes de la novela es la atmósfera. Tanto el París decadente de 1840 como los caminos enfangados que unen las barracas valencianas están perfectamente descritos. La trama se cuece a fuego lento, ya que el autor prefiere que nos sintamos como en aquella época, que notemos los fuertes olores de los químicos para revelar y vislumbremos la realidad a la luz de gas de las farolas. No es una novela trepidante, no es eso lo que busca el autor, pero sí apasionante. Cámara Oscura es, también, de esas novelas en las que no puedes dar nada por sentado hasta pasar la última página.








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