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THE KNICK, EPISODIO 1X01: LA CRITICA

Hacía tiempo que tenía ganas de ver a Clive Owen en una serie televisiva y por fin ha sucedido. Owen es el protagonista y uno de los productores de The Knick, en referencia al hospital Knickerbocker de Nueva York donde se ubica la serie. Owen interpreta a John W. Thackery, un brillante cirujano que aspira a superar muchas de las limitaciones de la profesión en su época, a principios del siglo XX, donde operaciones hoy rutinarias eran causa normal de muerte. La serie no se queda en el hospital y sus problemas, sino que abarca un cuadro mucho más amplio, mostrando la realidad social del Nueva York de 1900.


Cuando algún inconsciente dice alegremente lo que le hubiera gustado vivir en el siglo XIX o a principios del XX, me da la risa. Lo idealizan con trajes de época, caserones y gente educada. Esta serie les sacaría pronto de su error. La esperanza de vida estaba en los 47 años (y se consideraba un gran logro, ya que no pasaba de los 40 hasta hacía poco), los niños de 7 años iban a las fábricas a trabajar sin discusión de nadie y la corrupción se daba en todos los ámbitos con total impunidad. Por no hablar del efecto que causaba el abuso de sustancias que hoy son ilegales, pero entonces no lo eran. La alegría y el humor no parecen tener cabida en esta época, o al menos en esta serie.

La tremenda crudeza que tiene esta serie mostrando no solo las miserias de la sociedad, sino los momentos médicos no aptos para aprensivos (ni siquiera para  los poco aprensivos), es lo más impactante de la misma. Me ha recordado en ese aspecto a Deadwood, aunque esta tenía diálogos mejores y personajes más atrayentes, que es probablemente donde The Knick podría mejorar. Por todo lo demás es impecable, y una auténtica delicatessen, pero se han preocupado tanto del envoltorio, de la seriedad y perfección de la propuesta, que resultará no apta para muchos que no lleguen a apreciar ni el tema de la misma, ni su planteamiento. El que busque el típico drama médico se equivoca totalmente. Esta serie es para los que no soportamos los culebrones de hospitales.

POR LO MENOS YA SABÍAN QUE HAY QUE LAVARSE LAS MANOS ANTES DE OPERAR...
Hay que destacar la gran interpretación de Clive Owen, que debería recibir algún premio o al menos alguna nominación por este papel. Sin embargo, aunque su personaje es carismático, noble pero sieso y adicto, el resto de los personajes de momento aparecen algo difuminados, desde el inocente doctor coprotagonista, Algernon Edwards (André Holland) hasta la monja supuestamente graciosa, Harriet, que no lo es tanto.

La ambientación resulta también muy realista y trabajada, tanto en el interior del hospital, como en los exteriores mostrando Nueva York. Da la sensación de no haber escatimado en el coste, aunque se dirige a una porción de público muy selecta. Se nota que tras ella hay alguien con ganas de hacer bien las cosas, en este caso el director de cine Steven Soderbergh, que ha dirigido este capítulo de manera impecable. De hecho, se ha encargado de toda la temporada, a diferencia de otros que hacen el piloto y desaparecen.

PARA AÑADIR ALGO DE CHISPA, TENEMOS A LA MONJA CHULESCA, PERO TAMPOCO RESULTA TAN DIVERTIDA COMO CREEN
La problemática racial y sexista que plantea el capítulo si la veo fuera de lugar. Si estamos en 1900, poco debieran sorprenderse los protagonistas de ser discriminados por cosas que más de un siglo después siguen sucediendo. Debieran saber que es lo que se van a encontrar.

Aunque me ha parecido una gran propuesta, comprendo a quien me diga que no le ha gustado. Lo mismo me pasa con Mad Men, entiendo quien se aburra o le disguste aunque a mi me deje absorto. Yo la veré entera porque me apasiona el siglo XIX y los principios del XX, tengo una gran curiosidad por la medicina y me fascinan las series bien ambientadas. Tampoco soy demasiado aprensivo y agradezco el esfuerzo de que me quieran explicar cada detalle médico de lo que veo, cuando es mucho más fácil apartar la cámara y ahorrarse el esfuerzo. Es un respeto que agradezco como espectador. Sin embargo, soy consciente de que poca gente tendrá mi punto de vista y mis intereses, y que busquen más una serie que no resulte tan asfixiante y depresiva como lo es esta en algunos momentos.

STEVEN SODERBERGH A PIE DE RODAJE
La emisión ha sido realizada tanto en HBO como en Cinemax, su canal subsidiario, al que quieren potenciar con producciones de prestigio como esta. Ya ha sido renovada por una segunda temporada antes del estreno, pero la audiencia de momento se ha quedado en un total de 1,7 millones de espectadores. No es mucho, pero tampoco es poco para ser el canal que es. La crítica la ha alabado en general, y yo seguiré viéndola. Veremos si a pesar de lo dura que resulta, consigue atraer a más público, y equilibrar la magnífica puesta en escena con el hecho de que una serie de este calibre debe ofrecer tramas, diálogos y un plantel de personajes a la altura. Es poquito lo que le falta para ser grandiosa, ojalá que lo consiga.


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