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MAD MEN TEMPORADA 7: PRIMERA PARTE. LA CRITICA

Esta absurda idea de AMC de dividir la última temporada de Mad Men en dos mini-temporadas de 7 capítulos para emitirlos en 2014 y 2015 respectivamente, ha resultado ser tan fastidiosa como me temía. Que les funcionara con Breaking Bad no significa que le venga bien a Mad Men, cuando lo único que tienen en común ambas series es el canal que las emite. Me he quedado con sensación de poco, de que he visto algo incompleto. Y saber que hasta 2015 no me enteraré del final, no hace más que aumentar mi enfado. Para repasar esta primera parte de la última temporada he pensado que la mejor manera de hacerlo es viendo cómo le ha ido a cada personaje a través de la misma. Por supuesto, empezamos por Don, aunque cada vez la serie es más coral.
MAD MEN TEMPORADA 7
HABRÁ QUE HACERSE A LA IDEA QUE DECIMOS ADIÓS A ESTOS PERSONAJES
DON DRAPER: A pesar de que el final de la sexta temporada enseñaba a sus hijos el prostíbulo donde se crió, sólo lo hemos visto compartir escena con Sally, su hija mayor. Su altivez, que le llevó a utilizar la empresa de cabina de psicólogo arruinando una venta contando su triste infancia, la ha pagado más cara de lo que pensaba. Ha luchado por volver a ella y se ha hundido mucho más de lo que esperaba. Don necesita desesperadamente su lugar privilegiado y respetado en la empresa, y se queda en nada sin ella. Por no hablar de cómo se ha despeñado su matrimonio con Megan en estos 7 capítulos. Una vez se le admite de vuelta en la empresa, tiene que hacer un recorrido desde abajo y aceptar que su antigua protegida, Peggy, sea ahora su jefa. Finalmente, resuelven sus diferencias antes de la siguiente tanda de episodios, tirando de las miserias que comparten en su vida personal por un lado, y renunciando al orgullo por el otro. Que será de él al final de la serie, sólo lo sabe el señor Weiner, pero ya se nos ha hecho evidente lo mal que le sienta a Don la soledad.
- VAYA TEMPORADITA MALA ME HA TOCADO ESTA VEZ, MENOS MAL QUE ES CORTA
MEGAN: Quién nos iba a decir que esta chica iba a darle la patada al mismísimo Don Draper. Y eso que esta temporada, su todavía marido no le ha puesto los cuernos, toda una novedad. Frente a las nulas aspiraciones laborales de Betty, tenemos a esta chica que se muda a California para triunfar como actriz. A falta del papel de su vida, al menos de momento, le ha servido para darse cuenta que no hay sitio para Don en su nueva vida. El descalabro del matrimonio se nos muestra magistralmente. Él no le dice a ella que no está trabajando, y finge poder verla sólo los fines de semana. Ella descubre que se encuentra mucho más cómoda sin él. La pareja se va resquebrajando y hasta la intimidad de la misma se nos muestra forzada, incluído ese soso menage a trois que parecieran montar para arreglar algo que no tiene arreglo. El silencio final de Megan al teléfono cuando él le sugiere mudarse a California con ella, parece dejar claro que no terminarán la serie juntos, algo que no debería sorprende a nadie.
PARECIERA MÁS BIEN QUE EN VEZ DE LLEGAR, MEGAN SE VA
BETTY: No se ha cruzado con su ex-marido Don en ningún capítulo, pero ser uno de los personajes femeninos mejor construidos de la historia de la televisión da para seguir saliendo en la serie por ella misma. Megan en cambio no creo que merezca semejante honor. Betty, la madre-y-esposa se siente amenazada cuando una amiga le sugiere que por qué no se pone a trabajar como ella. "Eugene aún no va solo al colegio", pone como excusa... No se Betty, quizás pueda llevarle la misma que te limpia, te cocina, te lava... Y si para compensar la culpabilidad, sólo se te ocurre machacar a tu hijo mediano, Bobby, porque cambia tu sandwich por chuches, seguramente tus hijos te agradecerían las horas fuera de casa trabajando. Si te parece incomprensible que te quieren poco ahora, ya verás cuando crezcan... Fabulosos como siempre los momentos en los que ha aparecido, incluídos los que comparte con su cada vez menos paciente (y más machista) marido. Trabajar si tenías hijos daba problemas en el 69, pero ser solo esposa y madre también empezaba a ser algo criticable. Tampoco la infelicidad de Betty tiene mucho arreglo, haga lo que haga. Eso si, señor Weiner, por favor, sígala mostrando hasta el final, la necesitamos.
PARA UNA VEZ QUE LE DA POR INTERESARSE POR SU HIJO... TERMINA MACHACÁNDOLO
PEGGY: Pero si hay una mujer trabajadora por excelencia en la serie es Peggy, y tampoco es que sea para ella la panacea de la felicidad. Tronchante el momento romántico que se monta en su cabeza cuando confunde las flores de su secretaria con las que imaginariamente le ha enviado Ted. Este ha pasado olímpicamente de ella y se ha dedicado a sus aburridos problemas de existencia personal. ¿Las secretarias no pueden tener parejas que las quieran, Peggy? La chica sigue refugiándose en el trabajo por su desastrosa vida personal, donde al menos reconciliarse con Don le ha dado una alegría. Laboralmente, parece que sigue para arriba, pero representa a la perfección algo que han vivido muchas mujeres: para triunfar en el trabajo te tienes que olvidar de formar una familia, o al menos de hacerlo como te gustaría. Esto lo vemos en políticas y ejecutivas de primer nivel hoy día sin necesidad de buscar mucho, más por resignación que por verdadera elección en muchos casos. Por si te sirve de consuelo, Peggy, no se ha avanzado mucho desde 1969...
PERDONA, SOY LA JEFA Y ESTO ES PARA MI SI ME DA LA GANA...
En cuanto al resto, mencionar lo bien que le ha ido a mi odiado Peter Campbell, de lujo en California con esa novia tan guapa y tan salada que no se merece. Por supuesto, la vena machista según la cual su ex-mujer no puede hacer su vida se evidencia, pero que podemos esperar de Pete... Demasiado que sale a defender a Don cuando ha ido en su contra tantas otras veces. Lo contrario que Joan, que le ha soltado una puñalada a Don no ya trapera, sino en toda su cara cuando vota despedirle de la empresa. Ésta ha mantenido un perfil bastante bajo todos los episodios, destacando sólo el momento en el que Benson le pide matrimonio y le responde que no debiera estar con una mujer.

Roger sigue siendo el alegre de la oficina con los diálogos más divertidos, que apoya a Don incondicionalmente, y tiene que enfrentar lo mal padre que ha sido cuando ya es abuelo, y asumir que su hija se queda con los hippies en otro de los momentos más divertidos de esta mini-temporada. Su vida personal en cambio no parece ir a ningún lugar concreto, seguramente lo que él quiere.
ROGER, AL MENOS HICISTE TODO LO QUE PUDISTE
Sally, la hija mayor de Don y Betty, sigue creciendo enfrentándose a su madre como mandan los cánones. La bronca que tuvieron a cuenta de la rotura de la nariz de ésta fue épica, con Sally reprochando a su madre que sólo es una cara bonita sin más preocupación vital que pillar marido. En cambio descubrir la mentira de su padre respecto a que lo habían despedido ha servido más para reconciliarlos que otra cosa.

El ataque de locura que sufre Michael, cortándose el pezón, viene a representar el miedo y la incertidumbre que supuso la llegada de la informática al día a día de las empresas, aunque no me he acabado de enterar para qué servía exactamente ese ordenador que necesitaba tropecientos metros cuadrados para él. Siempre ha pasado lo mismo con cualquier salto en la tecnología, como ahora que Bill Gates nos anuncia que en 20 años los robots nos sustituirán en casi todos los trabajos. Menos mal que Michael no ha oído eso...

Obviamente, siempre quedan cosas por decir, pero no podemos terminar sin mencionar la muerte de Bert. El extraño baile que imagina Don al final del capítulo es más fácil de entender cuando sabemos que el actor que lo interpretaba, Robert Morse, ha tenido una larga carrera en los escenarios, donde ha cantado y bailado lo suyo. Personalmente, no me pega mucho en una serie como Mad Men, pero supongo que como homenaje al abuelito sabio de la serie que tan buenos momentos nos ha dado, les ha parecido buena idea.
RECONOZCO QUE ME QUEDÉ A CUADROS, COMO EL PICHI DE LA DE LA IZQUIERDA, CON ESTA ESCENA
Esta serie no funciona con cliffhangers ni grandes altibajos, sino con la aparente tranquilidad del día a día, que retrata con una certeza que nadie ha conseguido igualar. Lo que no ha ido muy bien con este experimento de hacer dos mini-temporadas finales es la audiencia, rozando los dos millones por episodio. AMC espera que el año que viene la cosa suba como en Breaking Bad, pero me temo que la diferente temática de Mad Men, y el ser mas un fenómeno de crítica que de audiencia, va a hacer muy complicado que el final de Don Draper alcance 10 millones de espectadores. Tampoco los necesita para ser considerada desde hace tiempo una de las mejores series de la historia.


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