Tras el descanso de la semana pasada, que no hubo capítulo, por fin pudimos ver el episodio 3X04, "Decimation", que se traduce como diezmo. Y no podría estar mejor elegido el titulo. En este intenso episodio, vemos como el alimento escasea, lo cual hace que las divisiones internas en el bando de Spartacus se intensifiquen. Vemos la entrada de César en la ciudad tomada por los antiguos esclavos, haciéndose pasar por uno de ellos, de nombre Licyscus. No tendrá tan fácil ganarse la confianza por mucho que lleve barba. En cuanto a Crassus, hará pagar caro el error a su hijo Tiberius de enfrentarse a Spartacus antes de tiempo, y aún más caro el retirarse de la batalla a sus propios soldados.
AL PASO QUE VAN, CÉSAR PUEDE QUEDARSE A MIRAR CÓMO SE DESTRUYEN SOLOS LOS HOMBRES DE SPARTACUS |
Resulta bastante incongruente decir que este episodio, en el que no han habido batallas propiamente dichas, haya sido de los más violentos y brutales vistos hasta la fecha, pero así ha sido. Por un lado, la falta de alimento, que parece asolar a la propia Roma, hace que la decisión de Spartacus de alimentar a los romanos que quedan resulte un disparate a ojos incluso de sus más fieles seguidores. La necesidad siempre es el gran acicate de todas las revueltas, y aquí no iba a ser menos. Vemos una brutal lucha entre Crixus y Gannicus, dado que el primero decide liquidar a los romanos por su cuenta mientras el segundo antepone la voluntad de Spartacus a la suya propia. En cuanto a César, hace la única entrada posible, ataviado como un esclavo, y matando frente a Spartacus a un romano. Sin embargo, éste es perfectamente consciente de la inteligencia de Crassus y sabe que es posible que tenga infiltrados entre los esclavos que se van uniendo a la causa y a la ciudad. César no ha podido ocultar que sabe manejar armas, aunque sí el nivel de su destreza.
SPARTACUS NO NECESITA YA ROMANOS SI BUSCA ENEMIGOS |
Por desgracia, no será el mayor problema de momento para Spartacus. Se atisba la división de sus propios hombres, una gran multitud que no comparten los ideales de Spartacus ni su humanidad, y que claman venganza frente a los romanos. Encima, haber defendido a Laetia se le vuelve en contra. Una puerta que César aviva como parte de su estrategia.
En cuanto a la violencia de este episodio, se centra en tres puntos principales. Por un lado, la orden de Crixus de liquidar a los romanos a espaldas de Spartacus, un baño de sangre donde los prisioneros no tienen defensa posible. Por otro, la crueldad infligida por el infame Nemetes a Fabia, una romana a la que hiere y viola repetidamente a espadas de Spartacus. Por cierto, César es conocedor que Spartacus huye de la violencia gratuita, incluso contra los romanos ¿Será que terminará respetándolo?
CRASSUS ESTÁ HARTO DE VER A UN NIÑO EN SU HIJO, Y PIENSA ARREGLARLO A LO BRUTO |
Pero sin duda, la que más se te queda grabada es la que inflinge Crassus a sus propios hombres por retirarse ante Spartacus. El diezmo, una costumbre que incluso en la época de Spartacus ya no se utilizaba por ser demasiado cruel, es utilizado por Crassus para decir a sus hombres que deben temerle más a él que a Spartacus. Consiste que que se reparten diez piedras entre diez hombres. Una de ellas es blanca. El que saque la blanca, es molido a palos hasta la muerte por los otros 9. Crassus no duda en arriesgar a su propio hijo Tiberius en el procedimiento, que desafortunadamente habrá de participar en el apaleamiento de su amigo íntimo. ¿Tomará en el futuro represalias contra su padre por hacerle pasar tan dura lección? No sería el primer Emperador asesinado por su hijo...
No se han olvidado tampoco de las escenas subiditas de tono, protagonizada en este caso por Crassus y su esclava. Un episodio clave que debieran ver todos aquellos que acusan a la serie de no ser más que cuerpos desnudos y batallas absurdas. Sienta las bases del final hacia el que nos dirigimos, que por desgracia la historia ya nos ha dicho cual fue.
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