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TOTAL RECALL (2012). LA CRITICA

La verdad es que para un cinéfilo es difícil salir satisfecho de una propuesta como esta. Hacer un remake de Total Recall (1990), una película que ha quedado grabada en nuestra memoria y que ha llenado algunas de las tardes de cine de nuestra adolescencia, tiene cierto riesgo. Es cierto que no dejaba de ser un vehículo para el lucimiento de uno de los actores del
momento, Arnold Schwarzenegger, pero contaba con un buen director, Paul Verhoeven, especialmente talentoso a la hora de mostrar la violencia y dotado de un sutil sentido del humor muy particular. Como valor añadido, la película adaptaba un relato de Philip K. Dick, cuando el tema del cuestionamiento de la realidad no estaba de moda y, por tanto, no era un escritor de referencia. “Podemos recordarlo todo por usted al por mayor” no era más que una anécdota de unas pocas páginas, pero el guión de acción futurista que articularon Dan O´Bannon y Ronald Shusett respetaba mucho de los temas que estaban reflejados en este relato corto.

UNA DE LAS ESPECTACULARES ESCENAS DE ACCIÓN DEL FILM

Colin Farrel interpreta a Douglas  Quaid en Total Recall (2012), un trabajador de una fábrica de cuerpo Danone que lleva una vida monótona al lado de su escultural esposa Lori (Kate Beckinsale) y por este motivo decide contratar los servicios de la empresa Rekall, que puede convertir sus sueños en recuerdos reales. Quaid decide implantarse recuerdos de una vida como agente secreto, pero cuando se somete a una prueba para evitar que los recuerdos implantados entren en conflicto con sus recuerdos reales, descubre que es un espía auténtico. A partir de ese momento, se convierte en un hombre perseguido por la policía formando equipo con una combatiente rebelde, Melina (Jessica Biel), para encontrar al cabecilla de la resistencia clandestina Matthias (Bill Nighy) y desbaratar los planes de Cohaagen (Bryan Cranston), líder del mundo libre.

KATE, TU PAPEL DE MALA NO SE LO CREE NADIE
La novedad más importante con respecto a la primera versión consiste en que han cambiado completamente el mcguffin. Nos olvidamos de Marte, de conflictos entre colonizadores y de artefactos alienígenas. El planeta Tierra que se nos presenta en esta ocasión se encuentra dividido en dos territorios claramente diferenciados, La Federación (que incluye Inglaterra y los países de alrededor) y La Colonia (Australia). El resto del planeta se encuentra devastado por una guerra química y es inhabitable. La mayoría de la población vive en La Colonia y trabaja en las fábricas de La Federación, viajando en un elevador gravitatorio conocido como “La Cascada”. La resistencia busca mejorar la vida en La Colonia en un mundo en el que el espacio se ha convertido en un bien escaso para todos. 

UN GUIÑO A LA VERSIÓN DE 1990: LA CHICA DE LOS TRES PECHOS.

Desde luego, el futuro que nos muestra este film es más realista y decididamente menos ochentero. La estética recuerda poderosamente a Blade Runner, con grandes urbes masificadas, una lluvia tupida y constante y un cierto aire oriental en el entorno. Las escenas de acción son apabullantes. Len Wiseman dispone de un juguete muy caro que es capaz de mantener la capacidad de sorpresa ante el futuro que nos plantea, como lo hacía la película original, y de entretenernos con la espectacularidad de las set pieces, a pesar de que en más de una ocasión nos sintamos un poco desubicados, como dentro de un videojuego.

Estas son las virtudes de la cinta, que no son pocas, pero de alguna forma, se han dejado el alma de la historia por el camino. Vemos marcas, en forma de escenas calcadas, que nos van llevando por la historia original  con una sensación de cierto vacío entre ellas. Los protagonistas, sin entrar en si son buenos o malos, carecen de carisma. Kate Beckinsale, por muy esposa del director que sea, da risa como villana de la historia y su expresividad es tan nula, que la única forma que tienen de hacernos creer que es mala es pintándole los rabillos del ojo y revolviéndole el pelo, con peinado de peluquería eso sí. La ambigüedad sobre lo que era realidad y lo que era ficción, que le daba una doble lectura a la versión de 1990, desaparece, con lo que nos queda una historia plana de sorpresa nula. Ni siquiera nos han metido un cameo de algún protagonista de la original, más allá de los detalles referenciales de la prostituta de los tres pechos o la mujer mayor del aeropuerto.

DESAFIO TOTAL MEETS BLADE RUNNER.

No podemos negar que estamos ante un buen entretenimiento palomitero, pero el que haya visto la versión de Schwarzenegger y la aprecie, no se le ha perdido nada en el cine, la verdad. 

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