El capítulo final de la serie no comienza como los anteriores con un crimen, sino con la escena en la que la familia Harmon decide dejar su antigua casa para empezar de nuevo en el caserón que ha protagonizado la serie. Así descubrimos que unos sueños (inducidos a Ben, Dylan Mc Dermott) fueron los que les guiaron al desastre. Ben está aturdido por la muerte de su hija, su
hijo y su esposa. No parece reaccionar racionalmente, dejando al cuidado de Constance (Jessica Lange) al bebé que nació vivo. La aparición de Vivien (Connie Britton) y su hija para que no tome una decisión drástica no evitará que luego las consecuencias sean las mismas por culpa de los habitantes malos de la casa, especialmente su ex-amante, Hayden (Kate Mara).
- LA HIPOTECA DE ESTA CASA ES RESPONSABLE DE QUE TE HAYA ENGAÑADO -AHHHHH, VALE. |
La inefable agente inmobiliaria no ceja en intentar vender la casa, algo en lo que la familia Harmon intervendrá para evitar, ayudada por el resto de buenos espíritus, por el bien de cualquier inocente inquilino. El niño superviviente, cumple el destino propio del Anticristo, aunque tener los cuidados de Constance en vez de los de tía Jo haría surgir un Damien al crío más angelical.
QUÉ PESTE...BAH, YO PASO DE CAMBIARLO, TOTAL, SI ME VOY A SUICIDAR |
La serie, a pesar de que todos fallecen, tiene un final feliz. Si hacemos cuentas, los espíritus buenos ganan a los malos por mayoría (todos los Harmon, la criada, la mujer de Larry, el hombre antiplagas...) Tate (Evan Peters) y Hayden reciben el sufrimiento eterno de ver a sus objetos de deseo felices (Ben y Violet) y marginados por ellos. Quizás resulte algo injusto, viendo que estamos hablando de dos personas trastornadas. La serie no abandona su fino sentido del humor, desde la impresionante casa original de los Harmon, digna de millonarios, a la que culpan de sus problemas maritales y "no tener personalidad" (?) ni el homenaje a otras obras, como a Bitelchús cuando, mediante apariciones, aterran a los nuevos inquilinos para que abandonen la casa por su bien. Tampoco su poca confianza en la Psiquiatría, con Ben comentando a Tate que "Las terapias no sirven, sólo cobramos pero la gente no se cura".
UNA MONADA... PARA TODA LA ETERNIDAD |
Por cierto, a los creadores no les falta conocimiento humano como ya han demostrado. Por ejemplo, la madre fantasmal que, tras obtener su ansiado bebé, no es capaz de prestarle la atención necesaria. También con Constance, que en su discurso final quiere salvar su frustración vital proyectando en su nieto sueños de grandeza...posiblemente lo haya conseguido.
Una excelente serie y un gran capítulo final que, sin embargo, tiene un par de peros. La famosa tia Jo no la vemos para nada. Ben deja un bebé a Constance durante un par de meses... ¿A Constance, una loca de atar? ¿Y se va a suicidar dejando un bebé sólo en un cuarto? ¿Cómo no aparece la tía antes con todo lo que ha pasado? ¿Tan fácil es escapar de las sospechas de la policía para Constance y esconder un bebé?
PERO, ¿TU HAS VISTO A TU ABUELA HACER ALGO MALO ALGUNA VEZ? |
Ben ha tenido un comportamiento incomprensible los últimos episodios, por muy ido que estuviera por las circunstancias. Suponemos que el final de Larry es morir en la cárcel alejado de la casa, así que su ausencia se justifica. ¿Y los gays? Que Chad (Zachary Quinto) se convenciera de que su novio no lo quería, ¿es suficiente para no volver a aparecer ni a querer un bebé?
Ya sabemos que la próxima temporada comenzarán de nuevo con otros protagonistas y, aunque sabemos que es lo mejor, no por eso deja de dar pena no volver a ver a una familia tan imperfecta...y tan real. Esperemos que nos traigan más historias para dejarnos pegados al sillón, con el saber hacer y el alto sentido estético de Falchuck y Murphy.
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