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Blade Runner 2049. La Crítica (Sin Spoilers)

Realizar una secuela de un clásico tan monumental como Blade Runner (1982) no era tarea fácil. El director elegido para tal empresa, el canadiense Denis Villeneuve, ya había dado muestras en su excelente La Llegada (2016) de que podía aportar el suficiente buen hacer que este proyecto merecía, algo que, afortunadamente, así ha sucedido. Blade Runner 2049 es un film visualmente impresionante, embriagador, deslumbrante, que refleja casi a la perfección el fascinante mundo que Ridley Scott y el guionista Hampton Fancher —a partir de la novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?— imaginaran hace ya 35 años.

Blade Runner 2049

La película de Villeneuve, sin mancillar en lo más mínimo los personajes y situaciones que hicieron tan grande al film de Ridley Scott, ahonda en su mitología, plasmando un mundo cuasi post-apocalíptico en el que los replicantes aún siguen desempeñando labores que los humanos no desean realizar. No es ningún spoiler desvelar que K (Ryan Gosling) es uno de ellos, un blade runner del departamento de policía de un brumoso Los Ángeles encargado de "retirar" a los viejos modelos de "pellejudos". K asume el protagonismo absoluto de la película, siendo el resto de personajes desplazados a un puñado de escenas intercaladas en el viaje de descubrimiento del blade runner. Parece como si el realizador no hubiese querido que nos distraigáramos demasiado con otros personajes de la historia, centrando —a veces excesivamente— la acción en el policía.

Gosling, a pesar de su limitado registro gestual, acierta plenamente con la caracterización de su personaje, un ser que, aunque sin alma —como le dice su superior en el departamento, la teniente Joshi, interpretada por Robin Wright— vemos como es capaz de amar, de sentir... aunque el objeto de su cariño sea la chica virtual que interpreta la cubana Ana de Armas. Joi, el personaje de la actriz cubana, curiosamente es uno de los que más minutos, después de K, aparece en pantalla. Para Villeneuve los verdaderos protagonistas de Blade Runner 2049 son los seres artificiales, no los humanos, subrayando todavía más la decadencia que nuestra especie ha alcanzado en este futuro no tan lejano.

Ana de Armas, Ryan Gosling

El personaje de Ana de Armas sirve para mostrar al espectador que K no es un replicante normal. Tiene sentimientos o, al menos, apariencia de ellos, y Joi es la encargada de mostrarlo a la audiencia. Sin embargo su coprotagonismo con K es excesivo. Su salida del exiguo apartamento de K, siendo un holograma, me sacó un poco de la película. En realidad, Villeneuve Fancher no tenían otra opción para enseñarnos la evolución del replicante K, y dejar a Joi anclada en su apartamento no hubiera tenido mucho sentido. ¿Hubiera sido mejor elección que Ana de Armas hubiese encarnado a otra replicante en vez de a un holograma? Quizás.

El casi absoluto protagonismo de K deja poco lugar a otros personajes, como el que interpreta Jared Leto (el industrial Niander Wallace) o, incluso el Rick Deckard de Harrison Ford, quien solo hace acto de presencia en el tramo final del film. Si en la película de 1982 sobresalían personajes como Roy Batty, Pris, RachaelJ. F. Sebastian o incluso el propio Eldon Tyrell, en Blade Runner 2049 la trama se centra casi exclusivamente en la figura de K. Es algo comprensible si el director intentaba que empatizáramos con él, pero empobrece una película que podría haber sido más rica en lo que respecta a la interacción entre personajes.

La letal replicante Luv (Sylvia Hoeks)

Como he dicho en el párrafo inicial, la película es todo un logro en cuanto a hallazgos visuales y fotografía. Los efectos visuales y la ambientación son extraordinarios y casan completamente con lo que podemos esperar de un mundo como el de Blade Runner en el transcurso de 30 años. Muchas cosas han cambiado, y la tecnología también, pero no tanto como para que veamos inconsistencias o anacronismos que puedan sacarnos de la historia. La labor de los diseñadores de producción ha sido encomiable, recuperando diseños y tecnología del film de Scott y mejorándolos levemente para dar la impresión del lógico avance tecnológico de tres décadas.

Si hay algo que no ha terminado de convencerme de la película ha sido su frialdad. No estamos ante un futuro alegre; Blade Runner 2049 es una cinta de género negro —como su predecesora— ambientada en un futuro no muy lejano y no puede, por ello, ser demasiado optimista. La frialdad se transmite a través de su excepcional fotografía, así como por las reacciones de sus protagonistas, con la notable excepción de K y su chica virtual Joi. Pero esa frialdad va más allá, ya que el Blade Runner de Denis Villeneuve nos presenta un mundo con grandes espacios vacíos, desolados, como extensas granjas de proteínas o interminables vertederos. La ciudad de Los Ángeles, bulliciosa y repleta de actividad en el film de 1982, esta aquí casi muerta y solo en un par de escenas vemos en ella algo parecido a gente de aquí para allá. Es una de las cosas que más me ha chocado de esta película. ¿Dónde están los habitantes de la inmensa urbe de Los Ángeles? ¿Dónde esas multitudes con paraguas de neón y chubasqueros transparentes, sorteando bicicletas entre puestos de comida china? En el film de Villeneuve solo vemos como únicos habitantes de la inmensa metrópoli enormes anuncios holográficos y autos voladores, pero la gente...

Niander Wallace (Jared Leto)

No hay spoilers en esta crítica y por tanto no entraré en detalles acerca de la trama. Si bien el genial guión del film de Ridley Scott no creo que jamás sea superado, el elaborado por VilleneuveFancher está a la altura de lo que la secuela requería. El nuevo film no reinventa el anterior, amplia y enriquece la mitología de Blade Runner introduciendo nuevos elementos concordantes con lo que ya conocemos. No estamos ante una secuela irrespetuosa, nada más lejos de la realidad, sino ante una película que refleja el amor y respeto de sus creadores por el icónico largometraje original. 

Si de algo podemos culpar al realizador de Blade Runner 2049 es su excesivo gusto por lo visual, que a veces le hace olvidar que la historia debe continuar y que no debe recrearse tanto en escenas que, aunque visualmente deslumbrantes, no aportan demasiado a que la trama avance. Blade Runner 2049 no es un film de ciencia ficción como a los que estamos acostumbrados últimamente, pero se nota en ciertos momentos que al director canadiense se le ha ido demasiado la mano en ciertas escenas algo alargadas. 163 minutos son algo excesivos para una historia que podría haber estado algo más condensada. En todo caso, es algo que a muchos les parecerá un fallo, pero que a otros encantará, debido al espectacular diseño de producción de la película.

K (Ryan Gosling)

La película tiene momentos bastante emotivos, sobre todo para aquellos que guardamos el film de Scott cerca del corazón. La aparición de Harrison Ford es solo uno de ellos... y hasta aquí puedo leer, como diría una famosa presentadora de la televisión española. La excelente banda sonora contribuye a ello, pues nos evoca la creada por Vangelis para la película de Ridley Scott. Los temas de Hans Zimmer Benjamin Wallfisch subrayan con eficacia las escenas más emotivas, recuperando para alguna algún corte de la banda sonora original del compositor griego. No lo negaré: en cierta escena al final de la película la música logró arrancarme alguna lágrima.

No se puede decir más de Blade Runner 2049 sin entrar en detalles de su historia. Estamos ante una secuela que puede parecer innecesaria para algunos; otros, en cambio, la vemos como una expansión del original muy lograda y respetuosa. Quizás al film de Villeneuve, como ya he afirmado anteriormente, le falte algo de vida y le sobre frialdad, pero aún así estamos ante una película a la altura de lo que se esperaba de ella. Ahora lo que resta aguardar es la respuesta del público. ¿Será bien entendida? ¿Será un fracaso como en su día lo fue el film de Ridley Scott? Lo que sí espero es que después de Blade Runner 2049 no haya más entregas. Ir más allá de lo narrado en estas dos películas sería un ejercicio inútil e irrespetuoso, ya que no creo que la secuela que venga después de Blade Runner 2049 alcance el nivel de ésta. Dejemos descansar a unos personajes que siempre perdurarán en la mente y el corazón de los que amamos el cine, seguro que ahí encontrarán el alma que les fue negada por sus creadores.

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