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Santa Clarita Diet, Episodios 1X01 y 1X02. La Crítica

Joel y Sheila Hammond son un matrimonio como cualquier otro de la pequeña y tranquila localidad californiana de Santa Clarita. Ambos, agentes inmobiliarios, comparten su anodida existencia con su hija adolescente, Liv, y un par de vecinos policías, ambos viviendo a cada lado de su casa. Todo es tranquilo en la vida de los Hammond hasta que, sin que sepamos muy bien por qué, a Sheila (Drew Barrymore) deja de latirle el corazón. Ello, sin embargo, no impide que se siga comportando como alguien que está vivo... más o menos. Este es, a grandes pinceladas, el punto de partida de la nueva serie que Netflix acaba de estrenar a bombo y platillo. Vistos los dos primeros capítulos de los 10 que componen esta primera temporada creo estar en posición de daros mi opinión... la cual no es muy positiva.

Santa Clarita Diet

Series sobre zombies hay muchas, pero quizás ninguna como Santa Clarita Diet. Enfocada como una comedia de situación, la serie creada por el guionista y productor Victor Fresco (Me Llamo Earl) refleja el día a día de una familia norteamericana de clase media con uno de sus miembros transformado en muerto viviente. La premisa es, a pesar del gran número de shows con zombies de por medio, bastante original, sobre todo porque estamos hablando de una comedia. Sin embargo, el resultado final dista de ser ni siquiera medianamente satisfactorio.

En primer lugar tenemos a la pareja de actores protagonistas, Drew Barrymore y Timothy Olyphant, más metida en el papel la primera, la verdad sea dicha. El protagonista de Deadwood, en cambio, se le ve bastante forzado interpretando el manido cliché de padre/marido tontorrón que tanto gusta a los guionistas norteamericanos. Los secundarios no son mucho mejor que los protagonistas, incluyendo dos vecinos policías que, oh casualidades de la vida, viven uno a cada lado de los Hammond.

SANTA CLARITA DIET NO HA LOGRADO ACELERARME EL PULSO NI UN SOLO SEGUNDO
SANTA CLARITA DIET NO HA LOGRADO ACELERARME EL PULSO NI UN SOLO SEGUNDO

Para quienes tengan el estómago delicado, mejor que se abstengan de ver Santa Clarita Diet. Vísceras, amputaciones, desgarros y canibalismo son recurrentes en una comedia negra, negrísima, que ha encantado a gran parte de la crítica —y del público, siempre hambriento de este tipo de productos— pero que a mi me ha dejado frío. Los chistes son malos (las escenas con la dependienta china son de traca), ramplones, y no terminas de librarte de la sensación de que estás viendo algo muy raro en ningún momento a lo largo de los escasos 25 minutos que dura cada capítulo.

Aun no comprendo como Timothy Olyphant ha accedido a intervenir en una serie que no llega a ser nada en concreto, precisamente porque intenta mezclar varios géneros sin conseguirlo. Probablemente le habrán puesto una gran suma de dinero encima de la mesa... Ni siquiera la aparición de Nathan Fillion (Castle, Firefly) en el piloto (¿una especie de fan service?) salva un comienzo a todas luces fallido.


Realmente estamos ante una burbuja de series, y Santa Clarita Diet lo demuestra. Cientos de shows se estrenan cada año para llenar de contenidos de otros tantos cientos de cadenas y plataformas de streaming. La consecuencia es que la mayoría son subproductos realizados deprisa y sin la menor inspiración. Si eres un amante de las series, ver piloto tras piloto y comprobar que casi ninguno de ellos llega a satisfacerte tanto como para darle una oportunidad puede llegar a ser muy frustrante. ¿Acaso hay algo mal en mi cabeza de seriéfilo que no funciona bien? Puede que quizás sean los primeros síntomas de que me estoy transformando en un zombie incapaz de digerir las series que actualmente se están haciendo.

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