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DEADPOOL. LA CRITICA

Tras circular sin concretarse en nada por varios estudios desde 2004, la película centrada en Deadpool, personaje de los cómics Marvel creado en 1991 por el dibujante Rob Liefeld y el guionista Fabian Nicieza, por fin ha visto la luz este 2016. El semi-reboot que supuso X-Men: Días del Futuro Pasado para la saga mutante de Fox brindó a estos estudios la oportunidad de oro de recuperar un personaje, Deadpool, que ya había aparecido en X-Men Orígenes: Lobezno interpretado por Ryan Reynolds, actor que repite su papel en el film de Tim Miller


La película, no nos engañemos a pesar de su boom en taquilla (cerca de 350 millones de dólares hasta el momento), no es una cosa del otro mundo. Aunque Reynolds hace un buen trabajo tanto como Mercenario Bocazas como de tierno enamorado de la prostituta Vanessa Carlysle (Morena Baccarin), la cinta que dirige Tim Miller no deja de ser un entretenimiento gamberro sin mucha trascendencia. La originalidad del film proviene de la ruptura por parte del protagonista de la "cuarta pared", es decir, los momentos en los que Wade Wilson se dirige directamente al público de su propia película, un elemento al parecer característico de los cómics del personaje. Es un recurso bien usado por el realizador ya que no abusa del mismo, precisamente la clave de su éxito, y que hemos visto, por ejemplo, en series como House of Cards utilizado con gran maestría.

Otro de los elementos narrativos característicos del personaje de Deadpool son las autorreferencias, o sea, las alusiones del protagonista o la presencia de objetos relacionados con las propias películas de la saga mutante (o de otras películas), como el preguntar por el actor que encarna actualmente al profesor Xavier (¿McAvoy o Stewart?), citar a Hugh Jackman como paradigma de la belleza masculina o negarse a llevar un uniforme verde y animado, como ocurría en Green Lantern, film protagonizado por Reynolds. Sin duda, tanto estas metarreferencias como  el derribo de la cuarta pared son elementos originales que contribuyen en buena medida a que el film sea aun mas divertido. Sin embargo, me temo que el abuso de tales recursos puede acabar cansando al espectador si en la secuela son usados de nuevo con tanta alegría. 


Otro de los problemas de Deadpool en relación al derribo de la cuarta pared y el lenguaje autorreferencial es el tono decididamente paródico del personaje. Un poco de irreverencia y aire fresco (entendiéndose éste como sangre y vísceras) puede venir bien a las pelis de superhéroes, pero en demasía puede terminar sacándote de la propia película. En esta cinta el personaje encargado de subrayar aun mas el carácter paródico del personaje de Deadpool no es el protagonista, sino uno de los secundarios, Coloso, interpretado por Stefan Kapicic y por Andre Tricoteux en la captura de movimiento. Rasputin se encarga con su actitud de boy scout mojigato de poner de relieve el mal comportamiento de Wade y su potencial como superhéroe uniéndose a los X-Men

Dejando de lado las peculiaridades narrativas de la película y centrándonos en lo que es la propia trama, el film de Tim Miller, aunque no podamos tildarlo de aburrido en absoluto, no es tampoco lo que se dice una montaña rusa de acción y desenfreno. A una primera parte tremendamente trepidante y sangrienta (genial la escena en la autopista y esas doce balas) le sigue lo que es el origen del personaje contado a través de un flashback. Es la parte mas floja de la cinta ya que guionistas y director se recrean demasiado en subrayar los colorines de la relación de Wilson con su novia Vanessa. Si a eso le unimos el posterior cáncer multiorgánico y como es reclutado por Ajax (Ed Skrein) para sus experimentos en varias escenas que recuerdan demasiado al proyecto Arma X sufrido por Lobezno, esta es la parte mas lenta de la película, rompiendo el excelente ritmo impuesto en los primeros 20 minutos de metraje. Como dice el refrán español, "para este camino no hacían falta alforjas"...


El desenlace final, aunque satisfactorio (genial el lugar elegido, un helitransporte de S.H.I.E.L.D. en desguace), no deja de ser una pelea genérica bien coreografiada entre un villano poco carismático, como el interpretado por Skrein, y Deadpool y sus amigos: Coloso, la mutante adolescente Negasonic (Brianna Hildebrand) y la propia Vanessa. Ni siquiera la presencia de la luchadora Gina Carano como Angel Dust ayudan a que el villano consiga atraer al espectador, un tipo sin gracia, genérico, con unos poderes mas genéricos aun y cuyas motivaciones últimas ni están ni se las espera. En definitiva, uno de los errores gordos de la película quizás fundamentado en no quitarle protagonismo a Reynolds con un villano demasiado carismático interpretado por algún actor con mas relumbrón que Skrein, amante fugaz de Khaleesi en Juego de Tronos.

Podemos concluir diciendo que aunque no es una mala película, Deadpool no pasa de ser un entretenimiento divertido sin muchas aspiraciones, aunque estas se han visto colmadas por una recaudación en taquilla inédita para un personaje del que pocos, incluidos algunos lectores habituales de cómics, habían oído hablar. Presentado en este primer film, ahora tocaría ver a Wade Wilson luchar codo con codo con otros personajes de la saga mutante de Fox y como se toman estos últimos la irreverencia y la falta de ética y moral en lo que respecta al tabú superheroico de no matar a los villanos. Deadpool es un intento loable por parte de Fox de expandir su franquiciado Marvel y, aunque el resultado no ha sido malo, ha caminado al borde del precipicio de la parodia pura y dura del mundo superheroico, provocando que el siempre entregado espectador de este tipo de películas se debata en su butaca entre reirle los chistes a Wilson o poner cara de incomprensión ante tanta iconoclasia.

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