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LA CUMBRE ESCARLATA (CRIMSON PEAK). LA CRITICA (SIN SPOILERS)

Uno de los retos que un director como Guillermo del Toro tiene que superar cada día es toda esa legión de gente que ve al realizador mexicano como alguien disperso, que no termina casi nunca de rematar adecuadamente las empresas (en este caso películas) que emprende. Muchos son los rumores que hablan de Del Toro y de sus eternos proyectos enquistados, como la adaptación de la novela corta de H.P. Lovecraft En Las Montañas de la Locura, el film sobre la Liga de la Justicia Oscura, en el limbo de Warner Bros., o la tercera parte de la saga Hellboy, que los fans del personaje creado por Mike Mignola (y John Byrne, no lo olvidemos) tanto estamos demandando. Y mejor no hablar de las contradictorias noticias sobre la secuela de Pacific Rim, que un día se hará y al siguiente no... A pesar de todos estos altibajos y contratiempos, Del Toro encuentra lugar en ocasiones para realizar proyectos que, una vez estrenados, demuestran el profundo amor del mexicano por el fantástico en su vertiente mas clásica. Uno de esos proyectos mimados por Del Toro es Crimson Peak (La Cumbre Escarlata aquí en España, una película con una desbordante imaginería visual a caballo entre el drama romántico gótico y el cuento de fantasmas decimonónico.


Mia Wasikowska (Alicia en el País de las Maravillas) es Edith Cushing (atentos al guiño en su apellido), una chica de clase acomodada empeñada en dedicar su vida a la escritura en un mundo eminentemente masculino. Un día, un atractivo noble británico venido a menos, encarnado de manera sobresaliente por Tom Hiddleston (Los Vengadores), se cruza en su camino cuando este acude a su padre a pedir financiación para una maquinaria de extraer arcilla de su invención. Embelesada por el encanto desbordante de Sir Thomas Sharpe, Edith, en un dramático giro de los acontecimientos, se verá arrastrada junto a este y su inquietante hermana (Jessica Chastain) al viejo mundo, a la mansión familiar de los Sharpe conocida con el sobrenombre de La Cumbre Escarlata.

Ante todo hay que decir que La Cumbre Escarlata no es una película de horror en el sentido en el que el término es conocido en la actualidad. En los tiempos que corren en los que tan de moda están las cintas de terror de metraje encontrado hechas con cuatro duros, los espectáculos gore, o cintas zafias de serie directamente Z, es raro encontrar producciones como Crimson Peak. El film de Del Toro, como defino en el primer párrafo, remite mas al horror clásico de fantasmas y casas encantadas que a nada que actualmente llegue a las carteleras (o plataformas de V.O.D.), con un estilo retro que supone toda una delicia para los sentidos.


Sin embargo, y por otro lado, no podemos definir La Cumbre Escarlata como estrictamente un film de horror, sino mas bien como un drama romántico gótico, con todos sus ingredientes, aunque sin caer en la exageración ni la parodia involuntaria, como si ha sucedido con otras producciones similares. Y es que, si eliminamos el elemento sobrenatural del guión de Del ToroMatthew Robbins (guionista sin acreditar de THX 1138 y Encuentros en la Tercera Fase y autor del libreto de Mimic), la historia no se ve sensiblemente alterada. 

Al funcionamiento del film contribuyen de manera notable la verdadera pareja protagonista del film: Lucille y Thomas Sharpe, los hermanos interpretados respectivamente por Chastain y Hiddleston. El intérprete británico deja atrás los excesos del dios nórdico de la mentira y nos deleita con un personaje mas matizado, cuyo encanto no solo encandila a la joven Edith, sino a la propia audiencia. Hiddleston encarna al perfecto noble parásito, un tipo encantador que, incluso a pesar de que el espectador es consciente de sus oscuras intenciones, cae bien hasta el final. Chastain, por su parte, nos regala también una gran interpretación, un papel de bella mujer con el alma negra de esos que tanto gustan al espectador.


En lo que respecta al apartado visual, Del Toro cuida en extremo la decoración de las estancias donde transcurre la historia, una vetusta mansión que se cae a trozos (literalmente) que, sin embargo, conserva una belleza hipnóticamente atrayente, toda una metáfora de la pareja de hermanos que encarnan Hiddleston y Chastain. Y es que la mansión de los Sharpe es el cuarto de los protagonistas tras los dos hermanos y Edith Cushing, un ser enorme y sombrío que incluso sangra a través de sus viejos tablones la roja arcilla que da nombre al paraje en el que lentamente se hunde. No es extraño que la historia haya sido pensada para ser representada entre las lóbregas paredes de la vieja mansión la mayor parte del metraje, un rasgo teatral que no solo no resta espectacularidad a la película sino que le añade aun mas interés si cabe y que le sienta como un guante.

En definitiva, pequeñas joyas como La Cumbre Escarlata, todo un homenaje de Del Toro al horror en su sentido mas clásico, son las que, contradictoriamente, dan vida y renuevan un género, el terror, que parece atrapado por lugares tan comunes y trillados como el found footage, la serie Z mas casposa, los exorcismos o, como no, los zombies. Muy recomendable para los amantes del terror y para todos aquellos que aun no han perdido la fe en un director cuya trayectoria, si le dejan, puede aun depararnos muchas y gratas sorpresas.

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