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DRACULA, DE NBC: EPISODIO 1X01. LA CRITICA

Ya hemos podido ver el primer capítulo de esta nueva serie de la NBC que ofrece una versión libre (pero libre de verdad) del personaje de Drácula. Para dar empuje a la serie, el actor elegido es Jonathan Rhys-Meyers, que tanto en el cine (Match Point) como en la televisión (Los Tudor) ha vivido éxitos. ¿Merece la pena esta revisión del personaje o sólo es una excusa para no pagar derechos y aprovechar su fama?

La sensación que me ha dejado este episodio ha sido algo ambigua. Por un lado, el Drácula que nos presentan es bien novedoso. Vlad Tepes resucita tras siglos gracias a un baño de sangre y se incorpora a la vida actual, que en la serie es el Londres de finales del siglo XIX. Se presenta a sí mismo como Alexander Grayson, un industrial americano que quiere desarrollar una electricidad sin cables y barata para hundir a sus enemigos, los dueños de las eléctricas y petroleras, que ya entonces dejaban tieso al personal. Hay que reconocer que este punto revolucionario o antisistema de Drácula nos ha dejado con la boca abierta. A este paso, lo veremos luchar con las grandes petroleras en los próximos episodios y unido a Greenpeace.

GRAYSON PARECE QUE ESTÁ PRESENTANDO EL NUEVO SMARTPHONE DRACULÍN
Sin embargo, de quien se quiere vengar no está nada claro, ya que en vez de comenzar la serie con los sucesos que le torturan hasta el día de hoy, apenas vemos unos flashbacks que no nos cuentan demasiado del porqué de su sufrimiento. La historia de amor tampoco podría convencer menos. Alexander ve a la reencarnación de su amada Ilona, ahora llamada Mina Murray (Jessica De Gouw), y va a por ella. Ella se ve fascinada por su carisma y atractivo, pero el espectador no es partícipe de este flechazo a primera vista. Por cierto, que sepáis que el mito romántico de Drácula por el que tantas suspiran es una ocurrencia del cine, no del libro. De momento, necesitamos más historia para implicarnos con el personaje. Meyers es muy buen actor, pero necesita más definición de lo que tiene que hacer. No sabemos si es un idealista, un héroe romántico, un villano, un emprendedor.. Por este capítulo no sabría definirlo todavía.
MINA, LA REENCARNACIÓN DE ILONA, ATRAE A DRÁCULA INMEDIATAMENTE
El resto de los personajes, cuyos nombres os sonarán porque son comunes al personaje, Van Helsing (Thomas Krestchmann), Jonathan Harker (Oliver Jackson-Cohen), Lady Jane Wetherby (Victoria Smurfit)... van presentándose sin despertar demasiado interés por ahora.

La serie, solo por este episodio, no puede definirse por ningún calificativo, ya que no es una parodia o comedia, ni tampoco un drama al uso. Sin embargo, hay un apartado donde sí sobresale. Es en la escenografía, tan cuidada que más parece que vemos una producción del cable que una serie que se emite en abierto. La pena es que no todo el mundo sabe apreciar esta muestra de respeto al espectador.

A pesar de ello, no puedo rebatir a quienes encuentran a la serie lenta o aburrida. Necesita un reposo que rara vez se exige a las series en abierto, donde todo suele ser más simple y rápido. Por momentos, esta serie encajaría más en un público de cable, que no exija grandes emociones desde el principio y que a la vez quitara a la serie los corsés que se han hecho evidentes en las escenas violentas o más subidas de tono, que casi se nos quedan en nada. 
EL BUEN GUSTO Y EL DETALLE BRILLAN EN LA SERIE
A pesar de que no haya fascinado, en ningún momento podemos acusarla de ser ridícula o estar mal producida. Le falta gancho, y una trama que nos interese por ahora, pero sólo es el piloto, y se merece que la sigamos viendo para ver si subsana esta falta de fuerza. Pero va a tener que corregirlo para que no acabe siendo otra serie que acaba en la hoguera de las cancelaciones.



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