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THE WALKING DEAD, TEMPORADA 3: IMPRESIONES DE LA PRIMERA MIDSEASON

Resulta curioso que mientras existen series en las que sus seguidores aceptan de buen grado que convivan con versiones diferentes de la misma en otros medios donde, como si de un universo paralelo se tratara, sus personajes toman decisiones que les llevan a vivir destinos distintos, como sería el caso de “Dexter” o “True Blood”, haya otras, sin embargo, en las que la mínima variación sobre la obra original son interpretadas como alguna forma de sacrilegio y justifica furibundas reacciones en su defensa, como ocurre en “Juego de Tronos” o “The Walking Dead”. Cambios con respecto al material base son siempre recomendables, puesto que los mecanismos que funcionan en un medio no tienen por qué hacerlo en otro. La cuestión es si esas modificaciones terminan siendo o no atinadas.
UN FINAL MUY DISTINTO AL DE LOS CÓMICS PARA EL PERSONAJE DE SHANE
“The Walking Dead” se esfuerza, sin duda, en su capacidad de alcanzar a una audiencia mayor, pero no consigue superar al cómic en que se basa. Si la muerte de Shane sucedió demasiado tarde, la de Lori en cambio fue precipitada, casi se diría que fue improvisada. Sarah Wayne Callies siempre ha tenido fama de poseer un carácter difícil, y si me tengo que basar en su accidentado paso por “Prison Break”, con decapitación y resurrección incluida, habrá que sospechar que algo de eso hay. Además, su personaje nunca cayó demasiado simpático, enredado en dramas personales perfectamente normales un día cualquiera en Wisteria Lane, pero que en el contexto de un apocalipsis zombi, no hacían más que subrayar su lado “maruja”, en el sentido más negativo de la palabra. En los pocos capítulos de esta temporada en los que ha aparecido, su interacción con Rick ha sido prácticamente nula, presuponiéndose un distanciamiento entre ellos a cuenta de sus problemas conyugales. Se demostraba así la incapacidad de los guionistas y de los actores por mostrarnos una relación interesante en la pareja que debía de haber sido el centro de la serie durante un buen puñado de episodios. Al final, alguien, en algún punto de la cadena decidió cortar por lo sano.
RICK Y LORI, UNA RELACIÓN MAL LLEVADA
Se nos escatima una muerte que debería haber supuesto un punto de inflexión en la evolución de Rick, un personaje que pide ser tratado con mayor cuidado, dado que para bien o para mal, es “The Walking Dead”. No hace falta prestar mucha atención para darse cuenta que se nos está contando la misma historia de forma cíclica. Llegada del grupo a un escenario, conflicto interno, conflicto externo, procedente de los caminantes y, a veces, de otros humanos, muertes, nuevas incorporaciones, cambio de escenario y vuelta a empezar. Es, por tanto, la evolución personal de Rick Grimes lo que sirve de esqueleto a la historia y me atrevo a aventurar que el día en que se le de un final a la serie, supondrá su muerte o un destino final para él.
JUDITH GRiMES, UN EVIDENTE PROBLEMA PARA LOS GUIONISTAS DE LA SERIE
Si bien la desaparición de Lori, cambia de manera irreversible la relación de Rick con su hijo Carl, la divergencia en la supervivencia de Judith respecto al cómic se antoja arbitraria, basada más bien en un afán de diferenciarse del mismo. ¿Por qué a lo largo de la serie siempre nos encontramos con una situación en la que hay que buscar medicina para alguien? ¿Cuántas expediciones en busca de alimento especial para bebés nos quedan por presenciar? ¿Qué posibilidades tendría la niña de sobrevivir en medio de un enjambre zombi? No sabemos si los responsables de la serie se han hecho estas preguntas, pero sobre todo, no sabemos cómo la han respondido.
EL GOBERNADOR, UN PERSONAJE DEMASIADO CARISMÁTICO
La segunda midseason tiene por delante ciertos desafíos que superar. En primer lugar, ha quemado demasiados cartuchos en sus primeros ocho episodios. Si en el tebeo, el arco argumental de la prisión abarcaba seis volúmenes, ya se han cubierto cuatro de ellos. Poco carrete queda ya y la posibilidad de volver a tramas intrascendentes está ahí, a pesar del añadido del grupo de Tyreese que viene a echar leña al fuego del aspecto ya comentado del conflicto interno. El final lógico de la temporada debería llegar con el cierre de la historia de El Gobernador, pero es un personaje demasiado carismático para dejarlo marchar. Quizás las diferencias creativas entre los productores y Mazzara vayan por ahí. De todas formas, dejar la puerta abierta para una posible vuelta de Philip sería un error. Y ya a título personal, me gustaría un incremento de carisma en Rick, aunque dado el actor que lo interpreta, quizás eso sería pedir demasiado. Sea cómo sea, aquí en “El Solitario de Providence” continuaremos haciendo el seguimiento de esta adictiva serie. 

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