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BANSHEE, EPISODIO 1X01. LA CRITICA

Lucas Hood (Antony Starr) sale de la cárcel solo para encontrarse con unos tipos que quieren liquidarlo. Tras escapar de ellos, Hood llega a un pequeño pueblo de Pennsylvania, Banshee, enclavado en un condado amish, en busca de una antigua socia en el delito. Tras ver como asesinan al que iba a ser el nuevo sheriff de la ciudad, Hood decide hacerse pasar por el para así llevar a cabo sus propios planes sin problemas. Sin embargo, el pueblo no es todo lo apacible que parece y Hood pronto tendrá que vérselas con el mafioso local.

Esta es la breve sinopsis de lo que el productor Alan Ball (True Blood) nos plantea en el episodio piloto de la serie Banshee, cuyo estreno tuvo lugar el pasado 11 de enero en el canal Cinemax, propiedad de la cadena HBO. El show presenta pocas caras conocidas, supongo que a causa del limitado presupuesto, aunque son actores que cumplen bien su función para lo que se nos quiere contar. Al actor protagonista, Antony Starr, una mezcla entre Stephen Amell (Arrow) y Liam McIntyre (Spartacus), lo hemos visto en series sobre todo australianas (Rush). Otros miembros del casting un poco más conocidos son Frankie Faison (The Wire)Ulrich Thomsen (La Cosa), Ben Cross (Star Trek)Ivana Milicevic, actriz bosnia vista en películas como Casino Royale o la tv movie Dark Shadows de 2005.
EL IMPERTURBABLE HOOD (ANTONY STARR)
El episodio comienza de manera intensa, con una persecución bastante bien rodada por las calles de Nueva York, y una escena en la que vuelca un autobús en la que se les debe haber ido casi todo el presupuesto del piloto. El tono de la serie parece ser bastante serio, ayudado por la cara de palo del actor protagonista, con un permanente rictus algo extraño, como si tuviera una cicatriz que le impidiera sonreír  No estamos ante un procedimental al uso, si es que podemos hablar de procedimental, y no parece que la serie vaya a ir por esos derroteros. Sin embargo, el propio mcguffin del show impone una fecha de caducidad a la historia, ya que la farsa que pone en marcha el protagonista no creo que de para más de dos temporadas... si le va bien con las audiencias.

La serie logra captar la atención durante todo el episodio y, aunque la idea de partida es original, no me he librado de la sensación de estar viendo algo ya visto en otras series. El cliché del justiciero que llega a un pequeño pueblo para librarlo de los malos, voluntaria o involuntariamente, es algo que hemos visto en series como El Equipo A, El Coche Fantástico o las más recientes Justified o Deadwood. Alan Ball, productor ejecutivo de la serie, introduce los elementos típicos que caracterizan otros de sus shows: algunas escenas de sexo inesperadas, violencia, algo de gore y un personaje travestido. Ya lo vimos en True Blood con el personaje de Lafayette y en Banshee volvemos a verlo, solo que en vez de cocinero en esta serie es un experto falsificador.
PROCTOR (ULRICH THOMSEN) JUNTO A UNO DE LOS AMISH DE BANSHEE
Banshee, debido a la acumulación de ciertos clichés, la violencia y las generosas escenas de sexo, es una serie que pretende repetir la fórmula que tan bien  le ha ido a True Blood, solo que sin el humor de esta última y, esperemos, sin las idas de olla de las últimas temporadas. Es la típica serie que no sabes por donde te va a salir, dada la cantidad de personajes y situaciones extrañas que se plantean. Pero lo que más se agradece es que no sea un procedimental, aunque la premisa planteada pueda prestarse a ello. En definitiva, una serie que merece la pena ver por sus escenas bien rodadas, sus diálogos inteligentes y una historia intrigante que despierta la curiosidad del espectador por el ver el siguiente episodio, todo adobado con el habitual repertorio de personajes pulp tan característico de las series de Alan Ball.

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