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EL CAPITÁN TRUENO Y EL SANTO GRIAL: LA CRÍTICA

Muchas veces uno no quiere ver lo evidente y se empecina inútilmente en dar una oportunidad a aquellas cosas que se ven de lejos que no van a cumplir los mínimos requisitos de calidad. Es lo que me ha sucedido con la película El Capitán Trueno y el Santo Grial, de Antonio Hernández. Este director, guionista generalmente de las películas y series que él mismo
realiza (Los Borgia, Sofía, En la Ciudad sin Límites) ha intentado con la adaptación del héroe del cómic patrio El Capitán Trueno, ofrecernos un producto destinado al gran público, a toda la familia.

La película, indudablemente producida a rebufo del éxito de la serie Águila Roja, no ha defraudado porque, sencillamente, no me esperaba nada bueno de ella. El documentalista Pau Vergara, a quien debemos el dudoso honor de adaptar en forma de guión al personaje creado por Víctor Mora y el dibujante Ambrós, nos ha ofrecido una visión desvaída y perezosa del mítico héroe. Un guión completamente previsible hace que la visión de la película se torne insoportable por momentos, con unos 106 minutos que parecen eternos.

TRUENO Y SUS AMIGOS, SIEMPRE EN PELIGRO

Los diez millones de euros que ha costado la producción no se ven por ningún lado. Para los escenarios se han aprovechado un par de castillos españoles y varias localizaciones naturales a los que se les podría haber sacado más rendimiento, con un uso más adecuado de la fotografía y, quizás, el añadido de algún elemento creado por CGI. En unos tiempos donde se abusa de los efectos digitales parece una incoherencia proclamar esto, pero lo cierto es que los responsables del film hubieran añadido un poquito de más espectacularidad a la película. Tan sólo han usado el software para recrear una criatura monstruosa (habitual en los cómics del Capitán) y el icónico globo aerostático donde nuestro héroe viajaba junto a Sigrid, Crispín y Goliath.

TRUENO Y EL GRIAL
La historia se desarrolla en el S. XII, cuando un soldado de fortuna de la III Cruzada, el Capitán Trueno, recibe un misteriosos encargo: entregar un cáliz sagrado a una antigua cofradía de guerreros, Los Caballeros Custodios. En su misión se encontrará con un malvado caballero inglés empeñado en atraer mediante el cáliz las fuerzas maléficas para así dominar el mundo…Un argumento así de sencillo no tendría por que ser malo o aburrido a priori. Muchas películas y series tienen argumentos nimios y, sin embargo, entretienen y ofrecen calidad y buen hacer. No es lo que hallamos en esta película.

A una película sobre el Capitán Trueno se le supone que debe contener acción a raudales: luchas con espadas, batallas multitudinarias, rescates increíbles…Las pocas escenas de acción que vi ayer en la sala de cine se concentraban al inicio y al final de la película. La parte central del film es un páramo narrativo, con nulas escenas de acción destacables y diálogos ridículos e intrascendentes. Incluso, director y guionista se atreven a intentar darle cierto aire de existencialismo al protagonista, haciendo que dude de su propio papel en la aventura.

JENNIFER ROPE Y NATASHA YAROVENKO, DE LO MEJORCITO DEL FILM

Como ya he dicho, las escenas de acción son pocas, y también mal coreografiadas. Incluso me atrevería a decir que cualquier capítulo de Águila Roja contiene mejores escenas de lucha que el Capitán Trueno. Como muestra un botón. En la escena del rescate inicial vemos al actor principal, Sergio Peris-Mencheta, descolgarse por una tirolina, en lo que supuestamente debería de ser una maniobra rápida y sorpresiva. Pues bien, lo hace tan lento que a los sarracenos les hubiera dado tiempo de ensartarlo con cimitarras y flechas. Que nadie me diga que esto es falta de presupuesto, eso lo que denota es falta de imaginación e incapacidad técnica.

La película, tras un vacío narrativo de casi una hora, nos trae de nuevo algo de acción, con el asalto al castillo del maligno Jonathan Blake (Gary Piquer), un amanerado caballero inglés que, como villano, es prácticamente ineficaz. Hay que resaltar que tanto los personajes árabes como los ingleses no tienen el más mínimo acento. Vale que hablen el castellano, pero habrían quedado mejor con algo de acento. La única con acento es la hermosa actriz ucraniana Natasha Yarovenko (Sigrid) que, al interpretar a una vikinga, queda bastante plausible.

¡AY CAPITÁN, LA QUE TE VAN A DAR!

Antonio Hernández, no sé si influenciado por el documentalista Pau Vergara, ha realizado casi un reportaje sobre los castillos de España, con panorámicas de paisajes que no vienen a cuento y que parecen más propias de un documental barato de cualquier televisión autonómica. Los actores en general no están mal, con un Sergio Peris-Mencheta que da el tipo del héroe y unos correctos Adrián Lamana (Crispín), Yarovenko (Sigrid) y el atleta Manuel Martínez (Goliath). Sin embargo, se nota que el guión no daba para más, pues los actores hay momentos en los que se nota que no se creen ni lo que están diciendo. A destacar la completamente ineficaz contrapartida cómica, Crispín y Goliath, con chistes y situaciones que no provocan la más ligera sonrisa.

Hay que resaltar al desaprovechado actor Ramón Langa, habitual doblador de Bruce Willis, interpretando a un villano anónimo y casi sin líneas de diálogo, que hubiera interpretado con más acierto y empaque al malo de la película con más profesionalidad que Gary Piquer, que representa casi un villano de opereta. El resto del elenco de actores cumplen más o menos con las limitaciones del pobre guión, sin resaltar a ninguno en especial. Quizás tan solo Jennifer Rope, la actriz de color que interpreta a la bruja Ariadna, merecería cierta mención destacada pues su personaje, que recuerda poderosamente al de Olga Kurylenko en Centurión, de Neil Marshall, es bastante más carismático que el que se supone al villano principal.

¿VEREMOS A ESTOS ACTORES REUNIDOS POR SEGUNDA VEZ? PROBABLEMENTE NO

En definitiva, una oportunidad perdida para trasladar a tan entrañable personaje a la gran pantalla. Toda la película destila un aroma a dejadez e improvisación que apena, con un diseño de producción pobre y poco imaginativo, y una campaña publicitaria ineficaz para una película también ineficaz. No me siento complacido haciendo este tipo de críticas, pero no me queda más opción. Allá ustedes si deciden ir a verla.

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